25 marzo 2008

Pecados Vista Home Premium Edition



Las empresas necesitan renovar sus productos para seguir vendiendo. Los diseñadores de moda nos manejan como borregos: un año nos imponen las maxifaldas, al siguiente miniminifaldas; una temporada pantalones de pitillo, la siguiente patas de elefante. Y los de coches igual: ya no les bastan los faros redondos o cuadrados, y se desquician por la búsqueda de extrañas formas. Las compañías de software rayan la histeria con las sucesivas versiones de sus programas. Aplicaciones como iTunes, eMule o Second Life resultan extenuantes: cada vez que intentas utilizarlas te invitan a descargar la "nueva" versión disponible. Si aceptas, el proceso puede durar media hora. La coña es que justo el día anterior habías actualizado. Y luego los supuestos cambios no se ven por ningún lado.

Pero una cosa es ofrecer a diario nuevas versiones del producto, y otra dormirse en los laureles durante un milenio: Es lo que le ha ocurrido a la Iglesia de Roma con su producto estelar "Pack-Duo Pecados + Culpa". Al final se han percatado de que estaban perdiendo negocio y que personas que antaño dedicaban la mañana de los domingos a confesar culpas ahora se la pasan jugando al tenis con la Wii.

Los inventores de culpas han desempolvado sus herramientas y, por fin, ha visto la luz la última versión de Pecados Vista Home Premium Edition. Mucho mejor, dónde va a parar. El viejo "Pecados" no estaba en armonía con el correr de los tiempos. A estas alturas, por ejemplo, ya nadie fornica. La fornicación exige recato y culpa, mucha culpa. Pero la gente de ahora es más propensa a follar que a fornicar. Y follar se hace con descaro, y si se puede se cuenta a los amigos en el bar. Ahí tenemos ese ejemplo de los doscientos adolescentes de un Instituto en Inglaterra, chicos y chicas, que borrachos como piojos se entregaron a una orgía con total impudicia y falta de prevención. Volvemos a la cultura clásica de los griegos, está claro.

No puede ser que la gente esté por ahí tan despreocupada, disfrutando de la vida sin el menor atisbo de culpa. Así no se progresa. Hay que estorbar un poquitín las conciencias para que resplandezcan las almas. Es preciso joder la fiesta a los que piensan que vivir es el gozo sin las sombras. En este sentido, alabo el acierto de tipificar nuevas conductas pecaminosas: drogarse, enriquecerse más de la cuenta o perjudicar al medio ambiente.

Hombre, se han quedado cortos, quizás. Si uno se pone a meditar, se podría haber hecho un poco más por la sanidad moral del planeta. Lo de enriquecerse demasiado, por ejemplo: ¿cuánto es "demasiado"? El dinero nunca es mucho, uno lo ve así, y entonces empieza la inseguridad moral: ¿estoy pecando o tengo una economía saneada?

Si la Iglesia fuera congruente tendría que extender el ámbito de lo pecaminoso. La misma Iglesia que condena el uso del condón para prevenir contagios tendría que recriminar a las amas de casa que se protegen las manos con guantes de látex para lavar los platos. Y con la misma vara que se reprueba toda ingerencia en el curso natural de la vida una vez se ha producido el engendro, tendría que recriminarse el uso de artilugios como los airbags o los cinturones de seguridad, que sin duda interrumpen de manera antinatural el curso ordinario de la muerte accidental.

La conducta perjudicial para el medio ambiente resulta un concepto demasiado difuso, y si no se detallan casos más concretos se corre el riesgo de que mucha gente incurra en pecado mortal por pura ignorancia. Está claro, por ejemplo, que las mujeres que se depilan pecan gravemente contra el medio ambiente, por el gasto excesivo de energía de los artilugios que eliminan el vello. Una mujer bigotuda sería, a ojos del pueblo, una mujer virtuosa. Esto supone una gran ventaja, ya que si la honra va escondida y es un misterio, los bigotes no pueden ocultarse.

Está bien esto de ampliar los pecados. Es moderno. Pero la Iglesia tendría que ser más ambiciosa, si quiere estar a la altura de otras instituciones como la Hacienda Pública. Es normal, en efecto, que la Administración compense deudas con créditos. De este modo, el Estado se cobra una multa a cuenta de la devolución del IRPF. Las culpas deberían ser también compensables. Por ejemplo, una persona que folla poco o que no folla nunca tendría una cuota negativa en la casilla de culpas venéreas, lo que le permitiría enriquecerse unos puntitos más que aquellos otros que disfrutan del sexo al menos los sábados por la noche.

Otro caso: si un hombre cumple religiosamente con el mandamiento de reciclar las botellas de vidrio, y baja a la calle a depositar sus cascos en el contenedor verde, de regreso a casa puede tocar en la puerta de la vecina y tirársela sin recibir por ello reprobación moral, ya que cumplir con el medio ambiente le otorga un saldo positivo que puede compensar con sexo pecaminoso.

Y se me ocurre más: la Iglesia tiene en sus manos una solución para el grave problema de la piratería. Si la Justicia se ve impotente para abarcarlo, la religión lo tiene fácil: basta con tipificar como pecado digital la descarga de archivos con eMule. Sería asimilable a la orgía: yo te doy, tú me das, todos a disfrutar de lo que tienen los demás. Al mismo tiempo, si en la casilla de la Declaración de la Renta se asigna un canon moral por descargas de Internet, el sujeto pasivo se beneficiaría de una bula que le permitiría bajarse hasta un Gb al mes en canciones o películas (salvo las de contenido porno, que no se admitirían a no ser que las actrices hagan las escenas sin depilarse la entrepierna, en cuyo caso actuaría la compensación de pecados por beneficiar al medio ambiente).

En fin. Lo dejo. Me siguen viniendo ideas a la mente, pero ahora voy a estar ocupado: acabo de escuchar el ruido de botellas de vidrio en el contenedor verde de la calle, y ahora mi vecina está tocando a la puerta porque quiere compensar pecados esta noche.

11 marzo 2008

Sin tetas no hay paraíso



Hay motivos y formas para disgustarse a la medida de cada uno. Mi madre había sentenciado que si Zapatero ganaba las elecciones no podría seguir viviendo. Esta noche me llamó y sigue viva, pero muy jodida. Me preguntó que cómo puede la gente votar a Zapatero con este "desastre" que ha hecho en España. El desastre, al parecer, está compuesto por los matrimonios gay, la exhumación de muertos de la Guerra Civil y la negociación con ETA. Yo le expliqué que a lo mejor es que para la gente que votó a Zapatero esas cuestiones no suponen ningún desastre. Pero ella no se consuela. Le hago ver que lo importante es que tiene una casa sin hipoteca, una pensión de viudedad, médicos y pastillas gratis, un loro y dos gatos. También le recuerdo que es la única del pueblo con televisión plana (que yo le regalé estas Navidades), que mira por dónde en tiempos de Franco fuimos los últimos en antenizarnos, y que para eso tuvo que bordar mucha mantelería y criar muchos cerdos…

Pero me confesó que no tiene ganas ni de ver la televisión, y que ahora incluso le da rabia, porque esa tele tan bonita que le regalé sólo sirve para que en el recuadro salgan Zapatero y los suyos celebrando una victoria que a ella es como si le hubiera robado la vida.

Sin embargo tengo una tía, hermana de mi madre, que también es del PP pero de otra forma. Mi tía dice que la victoria de ZP no le quita el sueño, y que contra un buen chuletón de buey para el almuerzo no hay pena que valga. Mi tía, con 90 años, no se pierde un partido del Real Madrid y los escucha todos por la radio. Mi madre detesta el fútbol, aunque usa unas medias blancas del equipo merengue, que algún nieto dejó abandonadas tiempo ha.

A mí me apasiona el Real Madrid, y esta semana fue eliminado de la Champions Ligue. Estas cosas suelen deprimir. Pero reconozco que me importó un bledo (y un cojón, por si no queda claro). Y es que para lo mal que juegan, los cabrones, y para lo inútil que es Raúl… bien está que hagan las maletas y se marchen a su casa. Algunas mujeres dicen que un hombre que no las hace disfrutar no les sirve para nada: Es justo lo que me pasa con los jugadores del Real Madrid.

Respecto a las elecciones… cualquiera que hubiese sido el resultado no me habría afectado gran cosa: ya que sigo cobrando el mismo salario y comiendo de los mismos manjares.

Sin embargo, fíjense ustedes por dónde, me llegó mi ración de disgusto: fue el sábado por la noche. Qué terrible golpe, santo cielo. La gala para elegir al representante español en Eurovisión. La infamia, el oprobio, la vergüenza a espuertas. Yo decía como mi madre: si gana Rodolfo Chikilicuatre no quiero seguir viviendo. O como Sánchez Dragó (también respecto a Zapatero): si gana Rodolfo yo me marcho de España.

Porque sí. ¿Quién puede soportar quedarse en este país en el que a tanta cantidad de gente no le importa embadurnarse de mierda y presentarse así a los ojos del resto de los europeos con la graciosa disculpa de que "tenemos sentido del humor"?

Pues na de na. Lo del Chiki Chiki ni es humor friki ni es humor casposo. Eso es horterismo y mal gusto y da asco. No soy euro fan y el festival lo veo cuando me parece si tengo ganas. No es cierto que esté en declive, ni que no tenga audiencia, ni que se haya convertido en un amaño de los países del Este. Hace dos daños, cuando España presentó a las abominables Ketchup, hubo un nivelazo en el festival. Fue un espectáculo visual, moderno, con canciones muy meritorias que tengo incorporadas a mi iPod, y los primeros puestos fueron para Noruega, Rusia, Suecia, Irlanda. Los denostados países del Este nos daban ocho vueltas con sus coreografías, cuerpos de baile, sus vestuarios y puestas en escena.

Por eso creo que España y los españoles podrían tomarse más en serio el festival. Dejar de lloriquear y de protestar porque siempre acabamos los últimos porque llevamos una flamencada o la Rosa de turno (y no nos vota ni dios). El festival debe ser una pasión, como el fútbol. Pero a nadie que no tenga un equipo favorito le apasiona el fútbol. Si tenemos una buena canción y un buen artista, Eurovisión se salvaría por sí sola.

Yo apoyé a INNATA, y no sólo porque es abogada. Había estado escuchando su canción a lo largo de la semana. "Me encanta bailar", ese es el título. Un tema con muchas curvas de melodía (no machacón), mitad en inglés y mitad en español. Una de esas canciones que me vuelven loco. Me gasté dos euros, dos votos. Voté con conocimiento de causa y seriamente. A esa señora sí me la imagino ganando el festival. Sí, vale, es cierto que en la gala televisiva salió algo pobre, se le notaba poca voz por la ansiedad, y el arreglo musical para el directo mató los coros y ensombreció el sintetizador cañero. Y sí, es cierto que la abogada se soltó la melena más de la cuenta y representó una coreografía un poco pendón, y el corpiño disparaba la fantasía (pero es pecadora venial si la comparamos con la sueca Carola, que hace dos años se trajinó al director del casting en el asiento trasero de un coche para salir elegida: eso sí, la chica vale).

Bah. Pasó desapercibida. Pero no en mi corazón. Le acabo de dejar un mensaje en su blog. Quiero que sepa que estoy loco por su música y que lo de Rodolfo es una infamia. Innata tiene otros temas emblemáticos como "Ama lo que mamas" y "Sin tetas no hay paraíso", lo que dice mucho de su lirismo y su quehacer poético.

Nunca he pensado en las tetas como parte del paraíso, pero el domingo tuve una prueba en contrario. Estaba en mi casa, en el piso alto, mirando por la ventana, y se paró un coche en la vivienda de al lado. Salió una mujer joven, con un vestido blanco muy escotado. Para dejarle su perrito a cuidar a los vecinos. Desde mi altura, puede observar las tetas de esta mujer: un auténtico milagro nunca visto. Sin llegar al concepto de "senos supranasales", eran como dos melones verdes colocados en su sitio, tan firmes, tan blancos. Y desde arriba daba gloria verlos. Tuve la convicción de que si esa mujer hubiese estado a medio metro de mí le hubiese entregado lo que me pidiera. Le habría donado por completo mi voluntad. Mi voto, si lo quiere, señora, es todo suyo. Elija sobre blanco y sobre sepia. Cuatrocientos euros no compran un voto, pero dos tetas hermosas desde luego. Mirando sus tetas, señora, estoy en el paraíso:

Come on and dance with me, ven y baila conmigo,
dance, que a mí me encanta bailar y
bailaremos con la música toda la noche… Etc.

03 marzo 2008

Cierra los ojos, abre el culo y...




Cierra los ojos, abre el culo y verás el mundo oscuro. Cuando era pequeño se usaba mucho esta gran sentencia, que encierra una gran sabiduría. Bucay nos recuerda que para amar hay que tener los ojos bien abiertos. Los pobres miopes son los que lo tienen crudo: por mucho que abran los ojos, seguirán viendo un mundo tan oscuro como el que puede contemplarse a través del culo.

Afortunadamente tengo sólo una dioptría, y uso gafas únicamente para ver el ordenador y la tele, leer o conducir. Pero una amiga de siete dioptrías lo estaba pasando fatal y ha tomado la decisión de operarse. Le era un suplicio despertarse en mitad de la noche y tener que ponerse las gafas para poder ver la hora en el despertador. Una putada, sí señor. Qué diferente es guiñar un poco el párpado y seguir durmiendo plácidamente. Pero esto tiene remedio: Se podría fabricar un reloj especial para miopes con un sensor que capte el movimiento de la cabeza incorporándose para mirar la hora. Una voz cibernética se encargaría de anunciar: "Son las cuatro y media, aún no es hora de levantarse. Puede seguir durmiendo".

Esto es sólo un ejemplo de la adversidad que debe soportar un miope. Pero hay más. Las playas, sin ir más lejos, son lugares de una crueldad sin límite. El bañista miope tarde o temprano tendrá que guardar las gafas en su funda y tirar para la orilla, en busca del agua. Mi amiga me ha contado que en este corto trayecto lo normal es darse de bruces con otras personas medio desnudas que reaccionan con ira ante el incomprensible encontronazo. Muchos la llaman "antipática", porque piensan simplemente que "no se esfuerza". Y claro, no es cuestión de ponerse a dar explicaciones sobre el problema de la visión defectuosa.

Los miopes, cuando caminan sin gafas o lentillas, se orientan por los bultos. Y esto resulta especialmente peligroso en una playa atestada de hombres tomando el sol. En cierta ocasión, mi amiga no sólo se tropezó con un señor que estaba tendido en la arena, sino que le pisó con contundencia justo ahí: en el bulto de la entrepierna. El alarido fue monumental. Tuvieron que llamar a los socorristas y al final no hizo falta una ambulancia. Pero por los pelos… Y nunca mejor dicho.

Ahora mi amiga ya está operada y le ha perdido el miedo a la playa y a los bultos de los bañistas. Está contenta de poder ver la hora en el despertador sin ponerse las gafas, y se siente aliviada de no tener que andar con el engorro de las lentillas. Pero le daba un poco de pena tirar unas gafas con montura de pasta que se había comprado hace poco, y que le daban un agradable aspecto "intelectual". Lo que ha hecho es desmontar los cristales y ahora se pone algunas veces las monturas vacías, como hacen los actores cuando tienen que interpretar a un personaje gafudo.

A mí me gustaría poder operarme mi única dioptría. Pero la operación con láser no está indicada para casos tan leves. Hace un par de años anunciaron que se había desarrollado una nueva técnica aplicable a cualquier graduación y a cualquier defecto (no sólo a la miopía). Al parecer, se trataba de corregir la curva de la córnea con magnetismo. De este invento maravilloso nadie ha vuelto a rechistar. Es posible que sólo se tratase de un cantamañanas con ganas de salir en los telediarios.

Los avances en las técnicas quirúrgicas no cesan y a veces resultan chocantes y folclóricos. En el Hospital St. George de Alabama están experimentando con una novedosa operación con láser. De esto, que yo sepa, todavía no se habla en las televisiones. A mí me lo ha contado un amigo que está haciendo un postgrado en EEUU. Con esta operación no tratan de corregir la disfunción ocular, sino que exploran las posibilidades de orientación por medio de otros órganos sensoriales. Lo que hacen con el láser es aguzar o afilar las cuerdas vocales del miope. Tras la operación, el paciente puede emitir ultrasonidos, cuya señal de rebote le informa de la presencia de objetos en el entorno y le permite evitarlos.

Fue fácil encontrar esta solución. El médico responsable del hallazgo es aficionado a la espeleología, y se inspiró en los gráciles movimientos de los cegatos murciélagos dentro de una caverna oscura.

Dicen que hay un efecto secundario, que según a quien le podrá o no importar. Ojo, que puede ser desagradable. Mi amigo de EEUU estuvo aquí en Carnavales y se trajo a una chica americana (una medio novia, para entendernos), que se había hecho la operación con láser en las cuerdas vocales. A mí no me parecía gran cosa, con la piel tan blanca y rosada y con tantas pecas… Pero él estaba entusiasmado, que si es muy cariñosa, que si me da unos besitos… unos mordisquitos aquí… en el cuello.

Parece ser que las personas que se orientan por ultrasonidos desarrollan un ansia mórbida de chupar sangre de animales vivos. Por si acaso, yo le he aconsejado a mi amigo que no practique sexo oral con su chica americana…