14 enero 2008

El bricolador compulsivo




Cuando el hombre vivía en las cavernas poco se imaginaba que el progreso le iba a ocasionar un descomunal dolor… de espalda. Se me saltan las lágrimas con la estampa bucólica de aquellos poco más que monos peludos brincando entre peñascos, persiguiendo alimañas para llevarse a la boca, librando feroces batalles, gastándose la pulpa de los pies en sus interminables caminatas de nómadas. Eso sí: nada de lumbago. La espalda siempre en forma.

¿Y qué le queda a uno, hombre del siglo XXI? La oportunidad de correr detrás de bichos hediondos para luego comérselos crudos ya pasó a la historia. Ahora uno se gana el pan sentado en un sillón con ruedas y el único sudor es el que desprenden las yemas de los dedos en su inapetente teclear.

Algunos se desquitarán con los deportes. Pero los deportes son peligrosos y tarde o temprano se acaba con una pierna escayolada. Para cambiar una dolencia por la otra, me quedo con el lumbago, que al menos nadie tendrá la graciosa ocurrencia de echarme una firma en la rabadilla.

El peligro es el multisedentarismo. Si uno trabaja en oficina y no hace deportes, parece que ya está sentenciado. Pero no. El sedentarismo laboral y el deportivo no son tan peligrosos como el sedentarismo doméstico y bricolador. Porque hay tipos que no se dan cuenta de que su salvación está en las tareas domésticas y en el bricolaje. Ingenuamente contratan una chacha para que pase la fregona y limpie las cristaleras, mientras ellos se tumban en un sofá a incubar dolencias lumbares. La limpieza de los cristales es una actividad de lo más completa para mantener los músculos de la espalda en perfecta forma.

Los que hayan visto la serie House habrán visto como el sagaz doctor envía a su equipo al domicilio del enfermo para localizar posibles causas ambientales que ayuden al diagnóstico. Si yo fuera médico, antes que radiografías y carísimas resonancias magnéticas, me iría directo al domicilio del paciente y miraría los cristales del balcón: si están negros como el tubo de escape de un camión de Campofrío, entonces es bien seguro que el enfermo padece el llamado “mal del vago”, o sea, lumbago. Cuando uno limpia los cristales, la espalda se estira y se mueve en varias direcciones, y los brazos actúan vigorosamente en movimientos circulares (ya saben: dar cera, frotar cera).

Hace poco fui a colgarle unas lámparas a una compañera de trabajo y la cristalera estaba tan turbia que no pasaba la luz del sol. Se lo dije y comentó ingenuamente: “Es que yo creo que nunca la he limpiado”. “Y se nota”, le repliqué yo.

Pero es que hay gente a la que la limpieza del hogar no le nace. Mi madre, por ejemplo. A ella le encanta trabajar en las huertas, pero no dentro de casa. Si usted padece este llamado “síndrome de la mala ama de casa”, aún puede salvarse si se es aficionado a los juegos de cama: no de sábanas, debe entenderme. Me refiero a lo otro. Y es que follar vigorosamente también mantiene en forma el grupo de músculos de la espalda. Esto lo sabe perfectamente cualquiera que tenga el hábito (monjes incluídos). En cambio, si usted es de aquellos en los que el dicho de “el polvo del siglo” ha de interpretarse en su pura literalidad… entonces corre serios peligros de tener en baja forma su espalda.

Hay quien opina que follar da asco y es caro. Para quienes son de este parecer, la última baza a la que pueden agarrarse es el bricolaje compulsivo. Esto los salvará. Se puede ser sedentario laboral, sedentario deportivo, sedentario doméstico e incluso sedentario sexual: a condición de que se tenga una buena caja de herramientas… y se usen.

Esto del bricolaje es un mundo. Uno empieza y no tiene límite. La realidad supera la fantasía. Les puedo poner un ejemplo: Mi actual casa la llevo habitando diez años. La superficie útil de la vivienda propiamente dicha era, cuando la compré, de 90 metros cuadrados. Hoy en día me quedan apenas 70 metros, pues tantas capas de pintura le he aplicado que las paredes se me van acercando. He calculado que dentro de 30 años será inhabitable: ¡pero qué coño! Se compara otra nueva, que siempre hay más cosas que hacer.

Lo digo en serio: así como limpiar las cristaleras es la tarea doméstica que aporta un mayor beneficio para la espalda, pintar con rodillo es el ejercicio ideal para el lumbago. En una ocasión me vi obligado a pintar la azotea de mi madre, aún a pesar de mi agudo dolor de espalda. Sin embargo, cuando terminé dos horas después estaba completamente curado.

El bricolaje es así: uno empieza por un lado, y cuando termina por el otro ya se estropeó el primero. Las grietas son nuestras amigas. Los bajantes que se atascan. La puerta que chirría de nuevo, la muy bendita. ¿Y por qué no cambiar las lámparas para combatir el cambio climático? Unos horteras picaportes dorados invitan a la modernización. ¡Atrévase! Esa cocina no le dará la felicidad, Ikea tiene justo lo que usted necesita. Busque a un carpintero que le haga esos armarios, páguele un adelante y deje que se largue y lo estafe. Luego compre herramientas y fabríquelos usted mismo y siéntase orgulloso. ¿No le dan rabia esas manchas en el terrazo? Alquile un martillo electroneumático y arrase con él. Cuando coloque las nuevas baldosas déjelas torcidas para que dentro de cinco años le entren ganas de levantarlas de nuevo. ¡Y las juntas! Ay, amigo mío, qué buenas colegas son las juntas que siempre se estropean y te dan la oportunidad de tratarlas. Si compra una cama nueva, que sea de Bo Concept. Como tiene tantos tornillos seguro que varios de ellos crujen y chirrían: pasará meses intentando localizar la fuente del ruído, se volverá dulcemente loco con este entretenimiento. Ponga geranios en las barandillas, mátese a regarlos, compre jardineras, soportes, abonos, útiles de jardinero. Luego arrepiéntase. Tírelo todo a la basura. Lave las jardineras y regálelas a una compañera de trabajo para que ella ejercite su espalda por un tiempo.

En fin. Lo que quería decirles es que estos días estoy viviendo en una nube de felicidad porque, gracias a una publicidad de Internet, descubrí que Bosch ha inventado, por fin, una multiherramienta que lija, corta y tronza con total limpieza y seguridad. Ya la compré. Es lo que siempre había soñado en mi delirio bricolador. Es capaz de retirar las juntas de cemento de las baldosas sin levantar una nube de polvo. ¡Me voy a poner morado esta primavera! El movimiento de la máquina es vibratorio, no es peligrosa.

La multiherramienta de Bosch es la mejor amiga de un hombre… Bueno, si se decidieran a incluir un accesorio con forma de plátano quizás también pudiera llegar a ser la mejor amiga de una mujer...

24 comentarios:

Akroon dijo...

Veo que 8 azotes eran suficientes...

Akroon dijo...

Bien, post leído.

Yo antes solía hacerlo a menudo, y cuando digo a menudo es MUY a menudo. Tanto me daba de día que de noche. La cuestión era hacerlo... que cuando una siente este tipo de urgencias, no está para posponer el momento.

Lo hacía mucho y muchas veces... era casi como un vicio, diría yo. Todo el día, dale que te pego. En las habitaciones, en el trastero, en los baños, en la cocina, en el salón-comedor... hasta en los trabajos que tuve durante la carrera: en sus vestuarios, en sus baños, en sus despachos traseros llenos de trastos y cosas tiradas...

Incluso en las casas de mis amigos y amigas. Allí lo hacía con discreción, intentando que no me vieran (me educaron muy bien a mí), procurando no incomodar a nadie.

Pero con la edad una aprecia más la calidad que la cantidad, porque no por mucho hacer se siente una mejor. Hacerlo bien, con su tiempo, con urgencias a veces, con premeditación, alevosía y nocturnidad otras... pero siendo más selectiva.

Ahora ya no limpio de arriba a abajo todos los armarios de la cocina en una hora y media. No. Ahora los limpio delicadamente. Los abro e inspecciono lo que guardan. Ordeno la cristalería: los vasos largos detrás, las copas de cava en dos hileras a mano derecha, los vasos de agua delante de los vasos largos, las copas de vino y las de licor en un armario a parte... Qué gusto, qué de sana y poco anquilosada me siento después del sedentarismo de mi trabajo.

No quiero ni contarle la vez que me dediqué a pintar mi micro-despachito y organizar millones de papeles en bandejas de colores según utilidad y frecuencia de uso...

...Aunque creo que este 2008 voy a comprarme un rodillo de espuma. Me han dicho que son la delicadeza y la sutilidad hechas rodillo. Nada que ver con los de pelos (por muy antigoteo que sean) que gotean dejándolo todo hecho unos zorros. Con estos, según comentan, es suave y placentero, o rápido y salvaje, dependiendo del momento. Pero nada que ver con los rodillos de toda la vida.

Sin embargo, no me he metido aún en el maravilloso mundo del bricolaje. Será porque me siento inexperta (pobre de mí) y precisaría ser una Pigmalión en las expertas manos de un Higgins que me moldease para convertirme en una Kristian Pielhoff de primer orden.

...Evidentemente, de lumbago, nada de nada.

chuliMa dijo...

Pues yo no estoy de acuerdo con uste Sr Ingle...piense en los pobres hombres de la edad de piedra, cuando sus mujeres les tirasen peñascos a las espaldas cada vez que ellos se entretuvieran cazando un par de conejos...o cuando la mujer le tirase otro peñasco a la cabeza y le dijera..uhhhfnhh..ponme esa roca en el suelo de la cueva..ufhh..uhhññslllsh o te la tiro a la cabeza...
¿Ve? Cojer peñascos tambien les debio de joder la espalda..y le hablo sabiendo lo que digo, ya que aunque yo no coja peñascos, arreo cajas de vino pa´rriba y pa´bajo, y la espalda jodia.

Shaludiitoss

el_Vania dijo...

Déjeme decirle, Sr. Ingle, que los dolores en músculos, huesos y articulaciones provocados por echar como usted dice "el polvo del siglo", son los mejores que hay.
Y es que para presumir, hay que sufrir. Ya se sabe. Es un buen deporte, creo que el mejor... que además invita poco al sedentarismo.
De hecho, creo que aquella funesta serie titulada "Agujetas de color de rosa" fue parida por algún creativo/a tras echar, en efecto, "el polvo del siglo".
Salud y Saludos, querido amigo.

Inés Perada dijo...

Si es vibratorio, Sr. Ingle, no necesita forma de plátano, créame.

Me ha hecho pensar su post...soy sedentaria...creo que tengo que comprarme la multiherramienta Bosch...

Salud.

Inés Perada dijo...

Por cierto...gracias por su visita y su comentario..

Zafferano dijo...

Me entretuve viendo las fotos y ahora se me olvidó lo que iba a decir.
He tenido experiencias inconmensurables con rodillos, brochas, taladros, muebles de Ikea, y muchas cosas más. El sedentarismo no está hecho para mí. Tampoco el trabajo, seamos honestos... Sin embargo esa multiherramienta parece muy atractiva. Todo sea por el bricolaje.
Aunque bien pensado, Sr. Ingle, no le vendría a usted mejor una buena masajista?

Besotes!

JOHNNY INGLE dijo...

¿Pero qué fotos la entretuvieron, Sra. Zafferano? A ver, masajista, masajista, no me hable no me hable, que esas ya me las conozco que con la disculpa de aliviarte una contractura se te pegan a la espalda y te aplanan con toda su alma y sus herramientas de carne. La situación es comprometida. Un amigo mío iba a una masajista y un día llegó todo azorado porque la chica le había trincado las manos entre los muslos (para tener las manos de ella libres para el masaje), y según cuenta le quedaron (las manos de él) a escasos diez cm de donde nace la vida.
Mi hermana está mosca porque una amiga rusa le regaló por Reyes un vale para un masaje de chocolate, y claro, el masaje lo da un joven, y mi hermana está que se muere de vergüenza...
¿Usted se atreve a esas cosas?

Inés: yo sigo pensando que la forma de plátano es necesaria, primero, porque ayuda a promocionar Canarias, y segundo, porque la vista también cuenta, y habrá mujeres que ante la sola presencia de la rotunda y sagrada forma del plátano ya empiezan a sentir el alivio en la rabadilla...
No creo que usted sea tan sedentaria, al menos sabemos que de vez en cuando desenfunda la cámara, cosa que yo ya no hago.


Sr. Vania, no sé si me entendió, pero cuando me referí al "polvo del siglo" aludía a una frecuencia ridícula de "un polvo cada siglo", que no da para aliviar los dolores musculares.
En cualquier caso, me alegro de que practique. Eso sí: un consejo, hágalo con romanticismo y mientras esté hombro con hombro se le ocurrirán hermosas baladas para luego llevarse a la guitarra.

Sra. Chulima: a usted le pasan esas cosas porque no usa debidamente el enlace sindical. Reclame que le pongan botellas de plástico para envasar el vino, que las de vidrio pesan como el plomo. Y otra solución es que antes de alzar las cajas se beba la mitad del contenido de cada botella, de esta forma se reduce notablemente el peso y usted gana fuerzas, porque ya lo dice el refrán: "mujer borracha y azuztada vale por dos".
Yo creo que los hombres de las cavernas cogían piedras para alicatar los patios, que también los tenían. Y para pintar bizontes, que les gustaban mucho.

Sra. Akroon: tiene toda la razón en eso de que los rodillos salpican mucho y lo dejan todo como unos zorros. Una vez me presté a pintar las habitaciones de unas amigas estudiantes y bueno... acabé salpicándolas a todas, y quedaron hechas unas auténticas zorras. Esto influyó mucho en su proyección profesional, pues abandonaron sus carreras de farmacia y se lanzaron a la calle bajo el lema: "Si dios quiso que nos pusiéramos como unas zorras, por algo será".

Pero no estoy de acuerdo en que los rodillos de pelo sean los responsables de las salpicaduras. De hecho, yo he pintado con rodillos de auténtico pelo sin que se cayera una gota. El secreto casi siempre está en la pintura. Use una pintura de calidad (Juno es la mejor, creo) y no la diluya en exceso, que le sale más barato pero le salpicará hasta las uñas de los pies.

Y si le han hablado bien de los rodillos de espuma, espere a que yo le cuente de los rodillos de viscoelástica. Ay, amiga, eso es el summun del placer.

Por cierto, esta tarde la he dedicado a niquelar (con pintura de spray) las visagras de mis puertas y armarios (para que hicieran juego con los nuevos picaportes).

Ha sido una tarde maravillosa.

Salud a todos.

Akroon dijo...

¿Rodillos de viscoelástica? ¿Como la cama? Por dios, no siga... por dios, no siga... O bueno, siga...

la-de-marbella dijo...

Lo que yo hubiera dado por un hombre aficionado al brocolage XDios!!!!!. La primera vez que se rompió algo en mi casa, mi marido me miró y me dijo: y ahora ¿qué?. ¿que de qué? le pregunté. ¿que quien arregla esto?. Así empezó mi periplo en el mundo bricolagil, soy tan inhabil snifff.
Estupendo tu blog, volveré si no te importa.

Zafferano dijo...

He recibido masajes sí, lo admito. Pero todos ellos con bono regalo, lo que me exime de culpa al haber sido inducida. Uno de ellos, aromático, me lo dio un chico pero como yo tenía los ojos cerrados no me di cuenta... Y quiero creer que él disfrutó aquel día tanto como yo.
Pinché en fotolog, me entretuve y comprobé, con asombro, que está usted mejor en color carne que de verde.

Besos, que me voy a trabajar!

nüSh... dijo...

Le seré sincera.
No me gusta el bricolage...
Y yo no quiero pintar,
ni limpiar cristales.
Pero tampoco quiero padecer lumbago... por lo que sólo me queda una opción.

¿Qué me recomienda?


:)

JOHNNY INGLE dijo...

Sra. Nush: a los chicos les suelen recomendar que, hasta que no terminen de crecer, no hagan pesas porque les pueden reportar deformidades estructurales. Si mal no recuerdo, hasta los 25 años no termina el desarrollo. Por tanto, debo recomendarle de que se abstenga de practicar vigorosamente la cuarta opción, por ahora, no sea que su pobre esqueleto vaya a verse perjudicado.

Mientras tanto, usted puede entretenerse diseccionando ranas, que si bien no es un ejercicio idealmente vigoroso, al menos obliga a cierta tensión lumbar. ¡Y se divertirá!

Sra. Zafferano: supongo que el verde es un color natural para vegetales e iguanas, pero desafortunado para personas de cuerpo presente viviente. Respecto al masaje, supongo que a usted le resultó tan placentero porque liberó toda su carga eléctrica, mientras que el desdichado fisioterapeuta, con los pies descalzos en el suelo, se las vio y deseó: él llegó a pensar que durante esa media hora estuvo atravesando una auténtica tormenta eléctrica.

Sra. de Marbella: se supone que cuando en los cursillos prematrimoniales los aspirantes a esposos deben aprender trucos básicos de bricolaje y manejo de herramientas sencillas, mientras que la mujer cumple con aprender a coser un botón y subir un vuelto. Ya que no es así, es una lástima que sea usted residente en la costa mediterránea y no atlántica, ya que si me pillara más cerca me prestaría gratuitamente a practicar la caridad bricoladora, oficio de santidad al que últimamente me estoy prestando.

Por supuesto no me importan nuevas visitas. Es más: las deseo, ya que jamás he tratado con una marbellí en pleno uso de sus facultades mentales y con licencia urbanística en vigor (uy, perdón por el chiste fácil).

Sra. Akroon: el rodillo de viscoelástica es tan confortable, que algunas personas, mientras pintaban una pared de naranja, se han quedado dormidas contra la pared, apoyada la cabeza contra el mullido rodel viscoelástico.

Salud.

Zafferano dijo...

Ah! Ahora me explico por qué tenía un peinado tan raro... Y yo pensando que era punki!

Besos

Anónimo dijo...

Pues yo no tengo ningún deseo de enviciarme con bricolajes ni entretenimientos semejantes. Y el tener un marido dado a lo mismo también es un latazo, porque te pasas el día barriendo serrín. Lo mejor es tener un amigo poseedor de esa maravillosa herramienta, al que sólo llamas cuando lo necesitas. Y el resto del tiempo que se distraiga llenando de serrín su propia casa.

Aunque yo vivo en la costa atlántica y no en la mediterránea, como la marbellí, también me coge un poquito lejos. De otra manera, ya te hubiera pedido que me arreglaras una persiana que tengo un poco descompuesta. Esta misma tarde he tenido que avisar a un tal Willy, que vendrá mañana a componerla. Es una tontería, pero como mínimo me cobrará 30 euros. En cambio, si estuvieras a mano, Johnny, seguro que con mi extraordinaria repostería podría convencerte de que te acercaras con la multiherramienta.

nüSh... dijo...

Siempre amadísimo Ingle.

Váyase usted a la mierda.

Will dijo...

No dejen que me acerque a cualquier tipo de herramienta, por su seguridad Mrs Ingle...

Y por la mia... creame, podria lastimarme :(

Hola Nush!!!!!! (que estas por aqui arriba) :)

nüSh... dijo...

hola will!!!





:)

Inés Perada dijo...

"Lo mejor es tener un amigo poseedor de esa maravillosa herramienta, al que sólo llamas cuando lo necesitas. Y el resto del tiempo que se distraiga llenando de serrín su propia casa."

¿Kotinussa se refería al bricolaje? Porque esta solución y esta frase es perfecta para más de una cosa...

Sr. Ingle: La forma de plátano está bien, no se lo niego, pero le aseguro que se puede obviar si tiene el modo vibratorio, y así ser la mejor amiga de la mujer...
( Soy sedentaria, esas fotos están hechas en varios años distintos....)

Salud.

Anónimo dijo...

Tasegúro que limpiar cristales me deja la espalda pa sentarme el resto del día en el sillón de relax con el cojín eléctrico enchufao a las lumbares, así que a mí me los limpia mi chacha que me viene una vez en semana. La plancha también pa ella.

Todavía no me ha dado por el bricolaje, aunque... ¿dices que vibra? hmmmmmm..........

Besitos.

Anónimo dijo...

Tiempo a´:
"Que alguien me toque con su varita y me amanse y me adormezca.
¡Que estoy que muerdo!" Estimado Johnny, rememorando a estas horas intempestivas sus No-olvidadas palabras, y paseando por el Ciber-spacio a ver si alguien se queda o añora esta bronquitis, lo releo y todo esto aún es: ¿Aunque sea "La Bosch"? ; ) Saludos, Klaudia.

PD: A Seguir bien o mejor.

Burnout. dijo...

Si no me dedico al bricolaje compulsivo es por falta de medios, no por ganas.
De todas formas el deporte de la cama es el más divertido.
Un saludo

Peggy dijo...

En fin , no creo que sea un buen sustitutivo de follar el bricolaje , sinceramente ...pero tambien es evidente que en mi caso , una inutil total para esas cosas , alguien que sepa bricolaje es bueno para follar ...Yo a cambio recito poesias y hablo de mitologia ...cosas etereas que es lo mio ......

George Hazard dijo...

¡Uf! A mí lo del bricolaje no me va. Desgraciadamente mi madre no padece del síndrome de mala ama de casa, sino todo lo contrario.
Aunque hay actividades caseras que son dañinas para la espalda, como planchar o fregar en una pila que queda en la parte de atrás de la encimera, que es lo que pasa en mi casa.
A mí me gusta cocinar, que es malo para la estética si luego te lo comes. Aunque estoy pensando en hacerme macrobiótico vegetariano.
¿Funcionará?
Porque mira qué gordas están las vacas y sólo comen hierba.
Abrazos!