10 diciembre 2006

La poesía de Edmundo Mantel



Hace apenas unos días Edmundo Mantel cumplió años. Desde estas páginas queremos sumarnos a la conmemoración reivindicando su talento poético.

Conocí a Mantel en 1989, en el comedor del Ejército, ya que ambos cumplíamos el servicio militar. El menú del día era lentejas y muslo de pollo. Mantel daba cuenta de su ración y departía con otro sujeto cuya identidad me callaré. Me llamó la atención su forma de hablar, plagada de adjetivaciones inusuales para un joven de 22 años. Me acerqué a la mesa y pedí permiso para sentarme. Le pregunté si era pseudoescritor y me confirmó mis peores sospechas: Mantel le daba a la pluma.

El Sr. Ingle también escribía. Coherente con el contexto militar, se había especializado en el género “biografías de soldados”, siendo famosos sus títulos: “Las perezas de David”, “La vocación de Ernesto” y “Gesta y venturas de José Ramón Manjavacas”.

Por su parte, Mantel estaba estrenando el cargo de redactor de la Revista del Club del Parapente del Valle de Güímar. El presidente de este Club, sabedor su talento literario, le había ofrecido la tarea de componer los textos de esta revista, dedicada a divulgar el peligroso deporte del parapente. Mantel se entregó en cuerpo y alma al oficio, del que no percibía retribución alguna, salvo el orgullo del trabajo bien hecho. En la fotografía le auxiliaba su hermana, en aquella época también joven y enamorada, Doña Evangelina Mantel de Ulloa.

Los números aparecían con periodicidad mensual, y pronto el Sr. Mantel se dio cuenta de que no había mucho que contar. Cuando algún suceso fuera de lo común se presentaba, él le sacaba toda la punta, pero no era suficiente. Con gran valentía, inauguró una sección de sucesos, dedicada a este o aquel parapentista que, luctuosamente, se había roto unas costillas en el aterrizaje, o pinchado el culo al caer sobre un cardón. En fin, hasta de alguna muerte hubo que dar noticia, lo que le valió a Mantel una llamada de atención del presidente del Club: esas cosas, le dijo, mejor no airearlas…

El concurso de poesías fue una ocurrencia afortunada de Mantel, que ya no sabía cómo llenar las columnas de la publicación. Muchos poetas aficionados se inscribieron, y al final hubo dificultades para adjudicar el premio, que consistía en un vuelo en tándem de parapente.

Al finalizar el concurso, viendo las inquietudes que el género literario despertaba en los lectores de la revista, Edmundo abrió una sección permanente dedicada a publicar los trabajos que remitían los suscriptores y los propios miembros del club. Se trataba de poemas variopintos y pequeños relatos, que poco a poco fueron atestando el apartado de correos del Club. Edmundo tuvo que multiplicarse para leer y calificar todas estas obras noveles. No dejaba sin respuesta ningún envío, aunque fuera una mera nota de cortesía. Por ejemplo, a una piadosa señora que había escrito, con escasa fortuna, un soneto sobre el dolor de Cristo en la Cruz, le respondió: “Lamento decirle que, tras el análisis pertinente, no he logrado encontrar el suficiente valor literario en su composición, por lo no es posible publicarla en nuestra revista del Club del Parapente. Esto no quita que usted posea dotes artísticas aún ocultas, y que pueda desarrollarlas en otras ramas del arte. No sería mala cosa que intente pintar un cuadro al óleo de una pareja de ciervos en la campiña”. En otras ocasiones, el Sr. Mantel fue más áspero: “El dolor por la pérdida de su marido no justifica que usted pretenda torturar a nuestros lectores con su poesía negra. Búsquese una nueva compañía y déle una alegría a su entrepierna”.

El propio Sr. Ingle publicó muchos poemas en la Revista del Club del Parapente, amén de algún que otro relato, a veces en colaboración con el Sr. Mantel. Sin embargo, lo que poca gente sabe es que el mismísimo Sr. Mantel se atrevió con una poesía. Esto es importante destacarlo, porque así como es vox populi el talento narrativo de Mantel, su vocación poética es un tesoro no descubierto. Mi opinión es que él mismo ha censurado esta vertiente de su valía artística. ¿Por qué? Voy a ser audaz al afirmar que quizás sea por timidez. La poesía pone al descubierto la sensibilidad más deplorable de una persona, y el Sr. Mantel no está interesado en que se le descubra esa debilidad.

Sin embargo es justicia que la humanidad sepa. Sería imperdonable que nos hubiéramos privado de las elegías de Machado a su mujer fallecida, Leonor. Pocas veces en la historia de la poesía se llegó tan a lo íntimo como lo hizo Machado cuando le faltó el gran amor y faro de su vida. Pues bien: a mi modesto entendimiento, Edmundo Mantel ha sobrepasado los logros de Antonio Machado. Este poema, que aquí les presento en primicia, pero que hace ya dos décadas vio la luz en la Revista del Parapente, es una obra de arte que sorprende. Mantel habla también del dolor por la pérdida de la amada (siquiera en sentido figurado). Su hipersensibilidad nos sobrecoge, y a su vez nos hiende el alma. No digo más. Les dejo con la poesía de Edmundo Mantel.

ATARDECER (por Edmundo Mantel)

En el atardecer opaco
El grillo dejó su canto
Y yo esperaba envuelto
En una lágrima.

El regreso de tus manos
A este campo
Estéril que es mi alma
Sin un paso.

Ni lamento
Ni un suspiro
Que me llevara
Al insano juicio

De adorarte
Delicada perla
Muda requerida
Marchóse para siempre

Tu ánima encendida
Y yo te llamo
Y te exijo en esta
Atmósfera

Do´los gajos de
Mi espíritu
vagan por
El mar inmenso

De la nada
Donde un día
Me dijeron que los muertos
Se reúnen

Mas yo no veo
a nadie
Ni a una luz
Ni a oscuras hadas.

Vaya mierda
Querida mía
Que hasta
Muerta

Seas tan puta.

41 comentarios:

Unknown dijo...

Lamento decir, Johnny, que la poesía me aburre sobremanera, sea de Petrarca o de Mantel. En cambio, me encantaría leer esas tus "biografías de soldados". Espero que algún día se publiquen tus Obras Completas y podamos disfrutarlas.

George Hazard dijo...

Fantástica conclusión del poema del Sr. Mantel. ¿Revista de parapente? Yo habría preferido practicarlo aún a riesgo de matarme que escribir sobre eso, aunque ya vemos que el Sr. Mantel tuvo sus iniciativas.
Edmundo debe abrirse al mundo y mostrar más poemas, que no creo yo que por aquí nadie pretenda atacar su talón de aquiles.

RUFUS dijo...

Todos los poemas de desamor tendrían que terminar con la palabra "puta" o "cabrón" si en realidad son siceros.

“... no sería mala cosa que intente pintar un cuadro al óleo de una pareja de ciervos en la campiña”
Mantel dixit

¡La madre que lo pario!

nüSh... dijo...

Puede llamarme ingenua o ilusa, señor Ingle, pero yo siempre fui conocedora de la sensibilidad extrema del señor Mantel. Es posible que a usted le sorprendieran los sentimientos mostrados por don Edmundo en el poema que menciona y expone, pero lo cierto es que tras esa apariencia dura y fría se esconde el corazón de un auténtico amante (y me refiero a "amante" en el más puro sentido de la palabra)
Es natural la resolución del poema si se tiene en cuenta la personalidad del autor, pero no resta sentimiento ni pasión a la obra.
Sí, señor Ingle. Veo bondad y amor en Mantel, al igual que veo humanidad y ternura en su azulado rostro.

JOHNNY INGLE dijo...

Sra. Kotinussa: conociendo lo brava que es usted, y que por un apágame ya ese pilotito rojo de la tele arma la de San Quintín, voy a rebuscar en mis archivos (en papel, la informática no existía en aquél entonces) para ver si puedo satisfacer su curiosidad por las biografías de soldados: fueron escritos de joven, no sé si estarán bien escritos, hace tiempo que no reviso su valor: y corro el riesgo de que el Sr. Mantel me sugiera pintar al óleo una pareja de ciervos...

GEORGE: No sabes tú las posibilidades literarias que tiene el parapente: es un material muy feraz, casi tanto como tu abuela la que se salvó de que la partiera un rayo que luego ejecutó a una lechera (dígase mujer que vende leche, no que la sorbe... ejem).

SR. RUFUS: Estoy totalmente de acuerdo: es del todo indispensable que los poemas de desamor, y el desamor mismo, acaben con la palabra PUTA o CABRÓN. Esas faenas hay que rematarlas así. Si no se hace, uno corre el riesgo de que hayan pasado diez años del hecho desencadenante del desamor y aún uno a veces se le enrojezca la cara y sienta ganas (de nuevo) de gritar PUTA (en mi caso). Si uno no se desahoga a tiempo, luego eso se lleva muy mal. Quedar elegante no sirve, coño, hay que ser maleducado en el momento!!!! Es lo único que mitiga el desamor.

JOHNNY INGLE dijo...

Vaya, querida NUSH: o me conozco poco a Mantel o estoy seguro de que se le saltará un lagrimón cuando escuche su sentencia y juicio. Tienes toda la razón, su naturaleza humana es rematar con la palabra puta lo que antes fue un discurso de amor inconmensurable. Lástima que la vida a veces no nos conduzca por un sendero el el que el amor constructivo pueda desarrollarse con plenitud, y ejercer la DACIÓN DEL YO con absoluta y plena responsabilidad. Ya que no es así, sólo cabe ir de SANTOS, aguantar cuando hay que aguantar, y no dar el amor cuando no se creó el hueco para esta necesidad...

Un abrazo.

Unknown dijo...

Johnny, nunca jamás me pondría brava contigo. Si llegaras a exasperarme mucho, me desahogaría poniéndome brava con otro político, que para eso cobran.

Unknown dijo...

Por cierto, lo de "ser brava", en tu boca, ¿es algo bueno o malo?

JOHNNY INGLE dijo...

Amos a ver: Si le ponemos a alguien en su boca papas bravas ¿le parecerá bueno o malo? MMM
No, en serio: he estado mirando todas las acepciones del adjetivo "bravo" y casi me dan las horas del alba, pues tan larga era la lista. Así que será difícil ser preciso. Excelente, estupenda, extraordinaria, es lo más que te pega a ti.
Supongo que quise decir, "mujer de carácter", y por supuesto imaginar fuera de contexto que una persona se ponga brava porque la manden a apagar el piloto rojo de la tele tiene su gracia. Fuera de contexto. Dentro de contexto se comprende perfectamente que te muestres impetuosa contra esos que ordenan y mandan que se ahorre el chocolate del loro, cuando ellos están comiéndose la tableta al completo en frivolidades navideñas.

Yo suprimiría todos los festejos oficiales, y cualquier "adorno". Pero claro, la gente es ruin, y si no le pones luces de navidad ni le das fiestas para emborracharse dirán vaya qué edil más aburrido. Mejor las próximas le voto a otro que sea más "bravo".

¿Me habré explicado?

Un abrazo.

. dijo...

Sr. Ingle;

¿Y qué digo yo ahora?.

Me he pasado estos días de fiesta levantando plataneras del suelo, que eran derribadas por un inusual viento que hacía que el mar se volviera blanco.

Hoy, con la intención de tener un lunes relajado, entro en su blog y me encuentro con esto: ay, Sr. Ingle, es Usted como un troll reversible. Tengo que decir que, efectivamente, he llorado. Por dos motivos: primero por la risa que me ha entrado al leer el post. Segundo por el comentario de la Sra. Nüsh, que parece conocerme más que yo mismo. Sra. Nüsh, me conmueven tanto sus palabras que sería capaz de dedicarle una poesía... si no fuera por mi depravada tendencia a terminar los poemas con ya-sabe-qué-palabras.

Para no desorientar a la audiencia, decir que lo que relata el Sr. Ingle sobre la revista de parapente es rigurosamente cierto, palabra por palabra (sálvense los halagos). Justo es decir que las colaboraciones del Sr. Ingle llegaron a ser el verdadero motor que justificaba la tirada de la revista, que llegó a tener más suscriptores en las islas que practicantes de parapente. La revista dejó de publicarse cuando su director, el Sr. Wolf Bücher, se estampó contra una euforbia mientras practicaba parapente en la zona suroeste.

Lo que no debe tomarse por tan cierto es mi autoría del poema. Al menos yo no lo recuerdo, aunque también es verdad que el último verso me da alguna pista. Pienso que esta composición se debe a un híbrido perpetrado por el Sr. Ingle, que ha aprovechado alguna frase suelta de nuestra intensa relación epistolar, pero el alma del poema corresponde, claramente, al ingenio ingleliano.

Con respecto a las biografías de soldados, doy fe de que se trata de auténticas obras de arte, radiografías escritas que el Sr. Ingle hacía de soldaditos más o menos desgraciados, lo que le hizo granjearse, en igual medida, el odio exacerbado y el cariño inquebrantable de sus compañeros. Pienso que para poder hacerlas públicas tendría el Sr. Ingle que hacer algunos ajustes, puesto que muchos de los hechos que en las dichas biografías se trataban, no serían entendidos fueran del contexto en que se narraron.

Por último, una advertencia al Sr. Ingle, que no amenaza: guardo en mi domicilio varias cajitas de papel amarillento con escritos suyos de variada índole. No digo más.

Perfectos Saludos

vespinoza dijo...

Que maravilla El Parapente y la poesía fundidos en una sola revista. Lo raro es que no se le ocurriera a nadie antes

JOHNNY INGLE dijo...

ACLARACIÓN:
Yo no miento, el Sr. Mantel tampoco. Doy fe de que el poema fue escrito íntegramente por Mantel, y que yo no varié ni una sílaba. Lo que ocurre es que él no lo recuerda, lo que a veces sucede con las poesías.
Antonio Abdo (insigne artista radicado en La Palma) me dijo una vez que la virtud de un poema consiste en escribirlo y que leído un cierto tiempo después, no logres entender lo que quisiste expresar en su momento.

Dave Aiman dijo...

LA poesia no es mi gran pasion,prefiero la novela sin más.
Pero me gustó mucho el poema...
Ciertamente eres un Poeta cercano a la locura(no se lo tome usted a mal)
A usted no le envio Bss ChiColosos sino Abrazos...

. dijo...

En privado, el Sr. Ingle ha porfiado y cuasi demostrado que sí, en que este poema es de Mantel. Dado que en dicha porfía llegó a mezclar incluso a sus propios muertos, mezcla, a mi entender, un tanto exagerada para el asunto del que se trataba, y en aras de mantener la paz de los camposantos, no se nos vaya a revolucionar la memoria de los antepasados del Sr. Ingle, no me queda otra que reconocer, pues, mi autoría del poema.

Perfectos Saludos.

Mari dijo...

"Biografías de soldaditos tristes", se me ocurre. Suena bien. Incluye la del Soldadito de Plomo?

En cuanto al poema... me gustó mucho. Y el final también. Tiene equilibrio, tal vez por ese final tempestuoso, bullicioso, no sé...

Julia está, definitivamente, vacacionando por estos lares. >=)

Saludetes

princesa del vértigo dijo...

Qué alegría saber que sois de mi quinta. Qué recuerdos! Yo también comía lentejas y muslitos de pollo rebozados por aquella época. Fue un capricho de princesa antojadiza. De hecho las lentejas han quedado institucionalizadas en el menú-real-semanal. No veas como me lo pasaba repartiendo latigazos a diestro y siniestro por los traseros de todos aquellos soldaditos. Seguro que en esas biografías militares no encontraste una historia igual que la mía para narrar. Aún estás a tiempo de tener la exclusiva y completar tan ilustres narraciones.

Aquello no duró mucho tiempo, ya que por real-decreto-mío-propiamente-dicho-y-ordenado, me licenciaron a las dos semanas. Y fue entonces cuando creé la quinta del gato. Pero esa es otra historia.

Lo que más me ha gustado del Sr. Mantel son sus contundentes y acertados consejos. Pintar parejas de ciervos en una pradera mientras alguien te da una alegría en la entrepierna tiene que alimentar sobre-manera el espíritu.

Sludos marciales.

JOHNNY INGLE dijo...

Sr. Vespinoza: La relación entre poesía y parapente es tan "aparente" como la que se da entre un pinochet cualquiera y un cerdo cabrón.

Sr. DAve: si de verdad quieres obtener un Time Force tendrás que abandonar el diseño de vestuario y entregarte a la lectura de "Los sonetos del amor oscuro".

Sr. Mantel: Como usted siempre me recuerda, "El Sr. Ingle siempre tiene razón".

Mari: Los soldaditos cuya biografía yo escribí no estaban tristes, sino muy alegres, porque tenían alguien que les comía la zanahoria.

Princesa: Ciertamente los detalles íntimos de tu vida que nos vas desvelando me tientan a escribir una biografía no autorizada. No sabía que los muslos de pollo se rebozaban. Pechugas sí he visto, pero muslos enteros no: ¿no quedan crudos?

princesa del vértigo dijo...

Fritos en abundante aceite no quedan crudos, los vas dando vuelta para que no se te quemen. Da un gustito comerselos con las manos, a mordisquitos pequeñitos, poniéndote perdida de grasita...uummm...

Peggy dijo...

Son ustedes unos poetas a lo Bukowsky que da gusto ...me llevo esta poesia del señor mantel a mi blog del lado oscuro :) kisses

JOHNNY INGLE dijo...

Princes: Me gusataría ver cómo te pones como una perdida comiendo pollo grasiento: ¿luego te revuelcas en el suelo en toda la grasa que se chorreó o eso ya sería demasiado?

Peggy: Mantel, bebido de Ron Armiche, o sin beber, es bastante parecido al Bukowsky, del que es un fan empedernido. Tu blog del lado oscuro será un altar de honor para Mantel.

Mordiscos de pollo y kisses.

princesa del vértigo dijo...

Johnny, como una perdida nunca me verás, como mucho como una real cerda y, como tal, es muy probable que me revuelque por esos suelos inmundos.

Srta. Effie dijo...

Si que recuerda a un comedido Bukowski. No me extrañaría que hubiese existido tráfico epistolar con J.W. Corrington... lo cual me lleva a pensar que con la genialidad que hacen gala tanto usted, Sr. Ingle, como el Sr Mantel, en cualquier momento se pueden permitir decir (y a mi entender con toda la razón) "tengo mi vara y tengo mi arena".

Dos besos.

Dave Aiman dijo...

Estoy agradecido a mi don de dibujar con mis manos...y antes de abandonar por la lectura abandonaria por el volin o la guitarra sr.Ingle.La lectura la tengo presente cada noche justo antes de que Morfeo se adueñe de mi a las o1.ooh...
No olvides que en la moda hay que leer,bueno al menos ojear,no crees?
Besos,Abrazos o nose...

El Soltero de Oro dijo...

Pero Ingle como se te ocurre colgar esa cosa de Edmundo, menuda chorrada. Tú y Mantel pareceis dos colegiales todo el día cambiandose los cromos.

Desde que estais con los blogs os veo por la calle caminando y pareceis gordas a las que se les ha metido la tira del tanga por el culo.

JOHNNY INGLE dijo...

Sr. Soltero de Oro: cállese o me veré obligado a revelar al mundo que usted era la tercera persona con la que amorzamos lentejas y muslo de pollo. Y si acaso insiste, también le voy a contar al mundo cómo usted un buen día se descubrió escribiendo poesía porque se mandaba e-mails con su amigos y para que el jefe no se diera cuenta escribía en celdillas de Excel. Cuando ya no le cabía frases en una celda, se le saltaba a la siguiente, y así se dio cuenta de que lo que escribía tenía ritmo. En suma, acabó usted siendo poeta involuntario.
De todas formas, déjese de poesías escritas con Excel, y consiga ya alguna foto de su prima la del diario, que estamos esperando.

Evita: yo arena no sé... no voy mucho por la playa. Y Mantel no sé lo que tendrá, pero yo mi vara sí que la tengo, estoy completamente seguro. Incluso soy consciente de ella cuando duermo. Además, lo mejor de mí es que mido a todas con la misma vara. ¿Eso es bueno?

Pusha dijo...

Oye! ya me dió curiosidad con las historias de los soldaditos que les comen sus zanahorias, apoyo la moción de que salgan a la luz nuevamente!

Pues yo al igual que koti no se me da mucho la poesía, nunca le he encontrado sabor a las rimas, pero el final de este poema es el más sincero que he leído.

Creo que al soltero de oro ya le hace falta una buena revolcada para que le baje la amargura, jo jo jo

Srta. Effie dijo...

¡Por supuesto que es bueno!
Eso le convierte en un hombre justo y, a la vez,en necesario.

JOHNNY INGLE dijo...

Vaya, Pushis, pues tendré que pensar seriamente en rescatar alguna biografía soldadesca, o incluso alguna biografía nueva, que yo con 26 años era un poco ñoño: ¿Qué tal "Julianito, para salvar la patria y servirla a usted", o bien "Julianito, soldado y voluntario, a tu disposición, arma de gran calibre".

¿por qué supones que el Soltero de Oro tiene el fluido blanco con sabor amargo? Yo he oído que si comes manzanas se pone rico el asunto, y me consta que el Soltero de Oro, si almuerza lentejas con pollo, el postre es siempre manzana...

Evita: tú sí que sabes decir las cosas.

Carla de La lá dijo...

Lo malo de la poesía es su doble cualidad de ridícula e impúdica, como todo lo grave, como bailar en un bar con el rictus serio (en mi país sólo se puede bailar con una insinuante sonrisa).

JOHNNY INGLE dijo...

Ay, Falinda, a veces resulta más práctico bailar en un bar con el rictus serio, que es lo que hago yo habitualmente desde que me ocurrió "aquello". Lo que me ocurrió es que estaba en un bar bailando con una insinuante sonrisa y se me acercó una tía bastante parecida a Scarlett Johansson (que definitivamente me gusta) y pretendió que la invitase a unas copas, luego al cine, y luego a la cama. Todo lo cual, como ya habrás advertido, resultó un grave inconveniente. Así que para que no me vuelva a suceder, he desterrado la sonrisa insinuante de mis bailes (y me importa un pepino el país, y digo pepino por tú ya sabes).
Ja.

Mari dijo...

A la hora Julia (normalizándose la situación) le informo del parte diario:

Esperando las historias de los felices soldaditos zanahoriescos.

Saludos desde el agua

Pusha dijo...

Yo me referia a amargura de ánimo, no de sabor... aunque es bueno tener conocimiento de ese dato. ;)

Carla de La lá dijo...

Pues no lo entiendo, cielo, aunque he bebido un poco de lambrusco en un happening encantador que acaba de concuir chez moi...

JOHNNY INGLE dijo...

Tonterías, mías, Falinda. Claro que no puedes entenderlo.
Es una payasada lo que he dicho.

Aicha dijo...

Bueno Sr. Ingle, más que payasada yo diría que lo que ha dicho es desafortunado. No se ajusta al buen gusto la combinación copas-cine-cama (para mí que el orden de los factores altera el producto).¡Por fin puedo retomar la lectura de su blog! (se estropeó el ordenador).Un saludo.

Ricardo dijo...

"Vaya mierda
Querida mía
Que hasta
Muerta

Seas tan puta."

Nunca leí nada tan bello ni en prosa ni en poesía (excepción hecha de los ingredientes del champú que uso para cuidar mi escaso cabello)

Peggy dijo...

Este hombre es un gran poeta de la vida real ....cuanto cerebro desaprovechado :) kiss de viernes

Mari dijo...

Julia está escurridiza!
La Navidad la afecta. Teme que la regalen envuelta y con un moño rojo (no digo dónde va el moño porque ya se sabe que va en la cabeza, dónde va a ir sino?)
Sí. No.
Un beso

JOHNNY INGLE dijo...

Sra. Aicha: usted era echada de menos igual que la noche mira al día que tarda en nacer... Menos mal que se arregló su ordenador. Si no llega a arreglarse le regalo yo uno, aunque fuera de esos verdes con manivela que mandan al tercer mundo... Es verdad: ir al cine en estado de beodez no ayuda a concentrarse en la trama...

Sr. Ricardo: ¿Ha pensado alguna vez en escribir a la REvista del Parapente para que publiquen la receta de su champú? No se preocupe por el escaso cabello, los especialistas en césped de campos de golf están pensando también algo para tupir el cabello escaso.

PeggY: te aseguro que Mantel está mal aprovechado como poeta, pero auguro que su cerebro bien cableado acabará dedicándose a los pelotazos inmobiliarios.

Sra. MARI: Yo anoche no pude concurrir a la hora Julia, ya que encontraba bailando (con rictus serio, por si acaso) en la clásica comida navideña con compañeros de trabajo. No me propongas acertijos difíciles de moños rojos porque se me incendia la testa intentado descifrarlo.

Abrazos a todos.
Me voy a postear...

Mari dijo...

Anoche a la hora Julia estaba cenando (no bailo) con rictus alegre pero las espinas a mano por si hacían falta en la clásica comida navideña con las compañeras de trabajo.
Incéndiese la testa, quedará violeta (lindo color)

Nada, Julia se fue.

Mari dijo...

Tenés a Julia acaparada. Lo sé. Esos comentarios me hacen descostillar de risa. Ahora estoy sin costillas y entre eso y el calor me siento como una gelatina babosienta que se desplaza por el piso. No me doy asco pero casi.

Tomaré alguna frase de tus comentarios donde está escondida Julia para que me entre por los poros? Es posible...

Y una siesta a esta hora (cinco y media de la tarde) es excelente para... darme el gusto de dormir la siesta.