25 junio 2006

Y el verbo "follar" se hizo de carne, y habitó entre nosotras...


Follar está de moda… Bueno, quiero decir, el verbo “follar”. Por lo que se refiere a la acción de follar, en realidad estuvo de moda desde el principio de los tiempos. Desde que Doraemon creó al hombre con una protuberancia, y luego creó a la mujer con un agujero en el centro, la acción de follar se ha representado sin interrupciones. Lo que ha variado a lo largo de la historia es el verbo para nombrar el asunto. La expresión que más nos duró fue la de “fornicar”. Millones de seres humanos han fornicado a placer durante siglos, y parecía que ese verbo era suficiente y que no hacían falta más palabras para nombrar un acto en el que predominan los gruñidos…

En un determinado momento, supongo que por los años 60, a los franceses les pareció que lo de “fornicar” tenía demasiadas connotaciones pecaminosas. Fue entonces cuando proclamaron el “haz el amor y no la guerra”, y realmente acuñaron una nueva expresión que nos cogió a todos por sorpresa (sí, sí, he dicho coger). Hacer el amor era políticamente correcto. Era una expresión que no avergonzaba y la asumimos sin rechistar. El acto de hacer el amor se practicaba en la postura del misionero, los besos eran el plato fuerte, y el ardor espiritual la salsa nutritiva.

En los años 70 y 80 el verbo “follar” todavía se consideraba tabú. Sólo se usaba en conversaciones privadas, seguramente entre sujetos masculinos, y también en el cine porno. Pero era políticamente incorrecto usar esa expresión en conversaciones normales. La palabra en sí es ruborizante. El problema es que para pronunciar “follar” tenemos que encadenar una elle (que nos obliga a expandir lateralmente la mandíbula) y una “a” abierta: es decir, la boca se nos queda como preparada para recibir un objeto alargado de cuatro o cinco centímetros de diámetro (ustedes piensen, a mí no se me ocurre nada). Por este motivo la gente, durante muchos años, ha evitado hablar abiertamente de “follar”, y se ha continuado con el eufemismo de “hacer el amor” que inventaron los franceses.

Actualmente, sin embargo, podemos afirmar que ya nadie se avergüenza de usar el verbo follar. El vocablo se emplea con profusión en el lenguaje cotidiano. Y este dominio es tan apabullante, que el otro día me di cuenta de que la expresión “hacer el amor” ha quedado fuera de uso y suena ridículo y cursi quien la emplea. Definitivamente, la gente ya no hace el amor, con besitos, con ardores espirituales y en la postura del misionero. Ahora se folla abiertamente, a cuatro patas, sin el menor cariño ni evocaciones bucólicas: justamente como hace miles de años lo hacía el hombre de Cromañón. Hemos vuelto al principio. Los mexicanos son un caso aparte. Para ellos la cosa se reduce a chingar. Chingaban en los tiempos del Arca de la Alianza y siguen tan chingones en pleno siglo XXI.

¿Cómo se ha extendido el uso del verbo “follar”? Creo que el fenómeno se debe a la industria cinematográfica hollywoodiense. Recuerdo que en los años 80 en las películas americanas se permitían los besos con lengua, los desnudos y las escenas de sexo más o menos explícitas. Sin embargo cuidaban mucho los diálogos, no se usaba vocabulario soez, las palabras eran muy correctas. Ahora es al contrario: se censuran las imágenes abiertamente sexuales, y el vocabulario a pasado a ser lo más hediondo que uno pueda concebir. En cualquier película americana de acción, en los primeros treinta segundos ya has escuchado dos o tres mierdas, cuatro putas, cinco o seis jodidas, y folladas no te cuento. Para ellos todo es puto y jodido y todo es mierda: sólo de esta manera pueden configurar el carácter duro de un personaje de acción. En inglés existe una profusión del fuck you, fucking bastard, etc., etc. Para cuando tuvimos que traducir estas expresiones para el público español, no quedó más remedio que introducir el follar, porque el joder se nos quedaba muy corto, y joder a alguien no es exactamente lo mismo que follárselo. Del cine pasó a la televisión, sobre todo de la mano de los monólogos de los cómicos. Y de la televisión pasó a nuestras vidas. Ahora todos nos atrevemos a decir follar: lo podemos soltar en nuestra oficina, se lo podemos decir a nuestra abuela, podemos decirle a la novia “cariño, vamos a follar” (otra cosa es que se deje… hum). En resumen, nuestras bocas se han relajado. Ya podemos pronunciar follar: aunque se nos quede abierta con el agujero justo para que algún objeto alargado de más o menos cuatro centímetros de diámetro entre a raudales. Bah, que pase lo que tenga que pasar… Viva la libertad.

La relajación lingüística viene aparejada con una relajación de las costumbres. En el siglo XIX Mr. Darcy le hacía el amor a Elisabeth, es decir, la galanteaba y cortejaba para prometerse con ella. Más tarde, hacer el amor ya era pasar al terreno de los hechos, meterse en faena o, simplemente, meter (pero con cariño, como se ha dicho). En los 80 todavía quedaba eso de “tirarle los tejos” a alguien, en los 90 se habló de “insinuarse”, y a partir del 2000 ya los jóvenes habían sustituido todo eso por “pedirle de follar”. La expresión “pillar cacho”, lo dice todo. Al paso que vamos dentro de poco ya ni siquiera se le pedirá a alguien de follar: para los machos esto será más o menos como un obrero de la construcción al que le ponen un taladro en las manos y en pocos minutos le hace veinte agujeros a la pared sin preguntarle siquiera si le gusta o no. Tampoco nos sorprenderá este comportamiento: es lo mismo que hacía el Cromañón: carvernícola que se le cruzaba, guarrería cromañónica que le endosaba.

Jo! Y la cosa está tan caliente que ahora ya hasta los dibujos animados se ponen a follar. La Sexta nos ha sorprendido con unos dibujitos que (mejorando las prácticas bucólicas de Heidi con Pedro, ese amor tan puro de la montaña), a la menor que canta se desnudan y se ponen a follar con más arte incluso que los propios seres de carne y hueso.

Dicho lo cual, sólo me resta despedirme con los mejores deseos para todos: Como dijo una vez Mantel en una de sus cartas, QUE CADA CUAL FOLLE LO QUE PUEDA.

9 comentarios:

. dijo...

Estimado Sr. Ingle;

Le felicito por esta tesis doctoral acerca del follar y del no follar. No creo que exista en el mundo estudio tan profundo y certero sobre las modas , costumbres y usos de las diferentes denominaciones del ñaka-ñaka.

Me ha recordado Usted los viejos tiempos, y corroboro su visión sobre las diferentes nomenclaturas del acto rey: sí señor, al principio no me comía una rosca, luego durante una época hacía el amor, o simplemente, "lo hacía" (vamos a "hacerlo", hace dos semanas que no "lo hacemos"). Conforme alcanzaba la madurez, dejé de hacer el amor (también de "hacerlo") y entonces echaba kikis, costumbre que me duró muy poco,justo hasta cuando empecé a echar polvos. Luego, con la boca bien grande, comenzó la etapa del follar, que fue la más gloriosa de todas, si bien es cierto que, al menos que yo recuerde, no me entró nada en la boca del tamaño y las características que usted menciona.

Ahora, lamentablemente, y como usted bien indica, he vuelto al principio, ya que la etapa del follar también ha pasado, y parece ser que he vuelto a los tiempos de sequía permanente.

Alegrémonos, pues, por aquell@s que pueden decirlo a boca llena, congratulémonos de aquell@s que pueden dedicarse al follar, coger, tirar, mojar, montar, joder...y que lo pueden decir con la sonrisa bien ancha y lubricada.

Que cada cual, ya sabe, lo diga como quiera y lo haga como pueda.

Perfectos saludos.

Anónimo dijo...

A mi me gusta la expresión "mete-saca" que salía en la naranja mecánica pero desgraciadamente no tuvo demasiada repercusión. Molaría decirle a tu señora algo así como: "cariño, procedamos a una sesión de mete saca", pero ya se sabe, el Kubrick siempre ha sido un incomprendido.

Ornitorrinco enmascarado dijo...

Yo siempre había pensado que "hacer el amor" era para los ricos, y que los pobres sólo podían "follar".

Inconvenientes de crecer leyendo alternativamente el "Diez Minutos" y "El Jueves".

El Muso dijo...

Para completar su estudio, quizás faltó añadir la pérdida del doble sentido de la palabra "joder".

Ahora, "que te jodan" significa solamente "que te fastidien" (aunque no con la misma fuerza, claro está).

Originariamente, la expresión era una extensión de "que te den por culo", ya que este hecho equivale a que te jodan.

Sin embargo, en la actualidad lo que se pretende decir con "joder" es sólo la parte molesta de dicho verbo, sin insinuaciones sexuales de ningún tipo.

Un ejemplo para ilustrar lo que quiero decir: Wladimiro Rodríguez Brito (por coger a un político vulgar y cualquiera), lo que hace es joder a los espacios protegidos. Teniendo en cuenta que dichos espacios son entes artificiales, evidentemente, el contenido sexual de la expresión no tiene sentido.

JOHNNY INGLE dijo...

Sí, sí, creo que habría que crear un diccionario de términos sexuales. Hay tantos matices que hacer... tal riqueza semántica con sus implicaciones morfológicas...hum.

Efectivamente, Sr. Muso, falto jugar con el joder (y también con el "jódete", que siempre he pensado que se refiere a los actos torpes que uno puede practicar con el propio cuerpo).

Otro fenómeno que me deja perplejo es por qué se ha popularaizado tanto el "coño" como justo sinónimo del sexo femenino y, en cambio, el "carajo" (apelativo másculino) nadie lo usa ni en un sentido ni en otro (creo que como taco se usa más en islas menores).

Y en cuanto al ejemplo de Wladimiro... estoy comenzando a creerme que es usted una suerte de hijo ilégítimo desheredado de este Sr. Le noto muy preocupado por esta insignificante pieza del ajedrez.
Yo le recomiendo: no piense mal: no piense, sobre todo, que Wladimiro tenga ningún poder de transformación (de jodienda o de placebo) sobre los espacios naturales de la isla: en cualquier caso, dado que tanto usted como él son aficionados a las caminatas, es problable que ambos contribuyan simultáneamente a la degradación del suelo con sus pisadas antrópicas.

En serio: cualquier político, con mejor o peor talento, por el sólo hecho de que salga a la palestra y se erija en representante de nuestra voluntad popular, nacionalista o socialista o verde, ya tiene todas las de ganar para resultar jodedor para las tres cuartas partes de los ciudadanos que no le votaron.
Fíjese en lo ardorosas que están las personas decentes con respecto al pobre ZP: parece que están ya espoleando al asesinato de este común de los mortales, porque tienen la neura de que va a acabar con la unidad de España. Pues lo mismo que Wladimiro, no creo que ZP tenga ningún poder tan extraordinario para joder el territorio nacional.
Hemos de recordar que es sólo un hombre, y que como tal dispondrá de una herramienta de 13 cm de largo por tres y medio de ancho (siendo optimistas), lo cual es suficiente para joder significativamente a Sonsoles, no así a España entera.

He dicho.

El Muso dijo...

Tiene usted razón, Wladimiro es sólo una pieza, y muy pequeña, del ajedrez chanchullero mundial. Sin embargo, le tengo cogida manía (lo cual no hace falta demostrarlo).

Y esa manía se debe a que lo considero uno de los políticos más hipócritas de los que forman su lamentable camarilla. Podría haberla cogido con cualquier otro, sobre todo con alguno que tenga más mano izquierda al salir en los medios...

Johnymepeino dijo...

A cierta edad uno ya ni encuentra donde sacar para poder meter.

p.d- La viñeta es encantadora como el erotismo es estado puro: "más por lo que insinúa que por lo que muestra".

Anónimo dijo...

Yo opino como El Muso: WladimirLo -como lo llaman en la Isla Baja y él sabe por qué- es un ser hipócrita y autoritario. Pero más vale tenerlo en el Cabildo que dando clases a mentes jóvenes y maleables

Pepito dijo...

Un pequeño comentario. El verbo follar es perfecto y, si me apuran, necesario para expresar de forma directa la acción de mantener relaciones sexuales. "Hacer el amor" se ha quedado anticuado y suena escandalosamente cursi. Por otra parte, el término "fornicar" (y aquí viene el comentario que quería hacer), aparte de un poco anticuado, tiene un significado limitado, es decir, no equivale exactamente a "follar". Fornicar es mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Es decir, fornicas si follas con alguien con quien no estás casado. Pero con tu mujer/marido puedes follar todo cuanto quieras sin peligro de fornicar. Esto queda patente en la definición del diccionario de la RAE:

fornicar.

(Del lat. fornicāri).

1. intr. Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio. U. t. c. tr.

Espero que este comentario sea culturamente interesante para los lectores. Por lo demás, a follar que son dos días.