Hace apenas un par de semanas que se inauguró el carril bus de Chamberí y ya comienza a circular de boca en boca una nueva leyenda urbana: "la chica del carril bus". Nos cuentan que más de uno ha dejado de coger la guagua por culpa de esta terrorífica historia.
Lo que más de uno dice haber vivido es que cuando el autobús se interna en el paso subterráneo, a la altura del Meridiano (ya apenas sin pasaje, puesto que los estudiantes se han ido bajando por el camino), en esa penumbra del túnel, se levanta una chica joven embarazada y se pone a gritar : "¿Pero dónde estamos? ¿Pero dónde estamos?" Y luego, cuando la guagua sale de nuevo a la superficie la chica ha desaparecido, con el consiguiente mosqueo del personal.
La gente relaciona estos episodios con un suceso que ocurrió hace unos meses en la avenida que pasa junto al Meridiano y la discoteca. Un viernes de madrugada violaron a una adolescente, que resultó embarazada. Los padres la obligaron a abortar pero, aquí viene lo más triste, la niña murió en la operación.
Lo indignante es que al violador no lo condenaron. A pesar de que varios testigos lo identificaron, el juez (de 63 años) lo exculpó porque, según se supo, la chica vestía vaqueros ajustados, y eso resultaba "una provocación invencible para el atacante, que obedeció más a su instinto que a su razón".
¿Yo qué quieren que les diga? Si continuamos con esta clase de indeseables infiltrados en la magistratura nos van a salir los fantasmas por todos lados. La chica del carril bus no va a estar sola en sus apariciones.
Lo que más de uno dice haber vivido es que cuando el autobús se interna en el paso subterráneo, a la altura del Meridiano (ya apenas sin pasaje, puesto que los estudiantes se han ido bajando por el camino), en esa penumbra del túnel, se levanta una chica joven embarazada y se pone a gritar : "¿Pero dónde estamos? ¿Pero dónde estamos?" Y luego, cuando la guagua sale de nuevo a la superficie la chica ha desaparecido, con el consiguiente mosqueo del personal.
La gente relaciona estos episodios con un suceso que ocurrió hace unos meses en la avenida que pasa junto al Meridiano y la discoteca. Un viernes de madrugada violaron a una adolescente, que resultó embarazada. Los padres la obligaron a abortar pero, aquí viene lo más triste, la niña murió en la operación.
Lo indignante es que al violador no lo condenaron. A pesar de que varios testigos lo identificaron, el juez (de 63 años) lo exculpó porque, según se supo, la chica vestía vaqueros ajustados, y eso resultaba "una provocación invencible para el atacante, que obedeció más a su instinto que a su razón".
¿Yo qué quieren que les diga? Si continuamos con esta clase de indeseables infiltrados en la magistratura nos van a salir los fantasmas por todos lados. La chica del carril bus no va a estar sola en sus apariciones.
4 comentarios:
Sr. Johnny Ingle, me deja usted pasmado. Cómo se ve que no ha tenido nada que hacer (otra vez) durante este fin de semana.
¿Pero no era usted el que decía que nunca publicaría un blog?. Hay que joderse. Menudo trabajo me ha implantado, si tengo que responder a todas sus entradas...
Yo lo que pienso del carril bus, es decir, lo único extraño que veo es que ¿dónde cojones están las guaguas?, porque mire que he pasado de veces por la zona desde que inauguraron el carril y jamás he visto un puto autobús pasando por él, y siempre pienso penita de asfalto, desperdicio de carril, y estoy en un tris de dar un volantazo y colarme como un rey por el carril. Con dos cojones.
Claro, nunca lo hago.
Sr. Mantel:
Yo siempre hago todo lo contrario de lo que digo. Es la única forma decente de sustraerse al destino, jeje ¿Entiende? Se trata de contrariar el plan divino.
Además, lo del Blog lo he pensado para cuando esté jubilado. De repente me ha parecido que si tengo un Blog ya tendré algo que hacer cuando no me dejen entrar a la oficina.
Y del carril bus, por dios, Sr. Mantel, que somos más iguales usted y yo de lo que nunca había sospechado. Fíjese que a eso de las 20.30 de esta tarde, entrando en Santa Cruz, tuve justo ese pensamiento: que no se ve una puta guagua (ni taxi) circulando por ese viaducto, y le juro que pensé que si es así tendrán que humillarse nuestros gestores públicos y dejar que entren también algunos vículos privados para amortizar la invención. Pero no lo entiendo, hasta ahora uno entraba en Santa Cruz a cualquier hora y las guaguas siempre estorbando. Ahora que no estorban parece que han decidido quedarse en casa. ¡Qué cerdas!
Vaya, hombre. Yo también lei ese artículo, lo publicaron en el panfleto "El Día", el 22 de Abril.
Efectivamente, hablaba de la famosa chica que dice: "¿dónde estoy?". Es decir, la clásica imbécil que no sabe dónde vive, no le importa la política ni las obras que hacen los sinvergüenzas de los políticos para "mejorar" el transporte público.
Y no le interesa, entre otras cosas, porque no ve la hora de tener dinero para sacarse el carné y tener un coche, en el que lucir su piercing asqueroso, sus aros en las orejas, y sus piernas con pantalones piratas, rematadas en cholas de Carrefour.
Porque con este panorama, los políticos del futuro serán, con toda seguridad, peores. Espero que se acabe el petróleo, y tengamos la oportunidad de ver cómo sufren los niños pijos y los subnormales que sólo piensan en "tunear" el coche.
Tienes un spam de lo más divertido, ¿no?
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