Siempre he pensado que las farmacias deberían organizar las ventas de alguna manera que preserve la intimidad del cliente. Los datos sobre la salud de las personas están protegidos por la ley, y sin embargo nos obligan a comprar medicinas a grito pelado, como si pidiéramos congrio en una pescadería. Podrían ser como las iglesias, con cabinitas reservadas a modo de confesonarios. Dentro estarían el farmacéutico o sus mancebos, no tendríamos que verles la cara, ni ellos a nosotros. Pediríamos nuestro artículo sin necesidad de ruborizarnos, y en voz baja. Nadie se enteraría. Luego a pagar la penitencia en caja y ¡hala!, a curarse.
Ayer sentí vergüenza en una farmacia. Me busqué el lío por tontaina, por jugar a periodista que investiga. Tenía que comprar Artrotec, un antiinflamatorio para combatir mis lumbalgias. Estoy al tanto de que sólo se dispensa con receta médica, y la llevaba en el bolsillo. Pero me pregunté si en la farmacia estarían aplicando a rajatabla la norma o si se hacían los locos para vender sin mirar a quién. La manceba me preguntó qué deseaba y le dije Artrotec usando un tono de confidencia. La muchacha no rechistó y se fue a la rebotica a buscar. Jah, me dije, estos tragan. Pero enseguida llamó al jefe, y se pusieron a cuchichear: ostensiblemente sobre mí. Ah, bastardos, creyéndome un yonqui, que se pone hasta el culo de Artrotec para pasárselo bien. Ignoro si uno puede pasárselo bien con este medicamento: yo cuando me lo tomo ya parto de una situación bastante jodida, de modo que cualquier mejora puede interpretarse como un viaje al paraíso. Al final la manceba me preguntó si el médico me lo había mandado, y yo no dije nada, sino que le entregué la receta y me puse colorín colorado este cuento se ha acabado.
Las farmacias no son lugares para los tímidos. Uno está expuesto a todo tipo de humillaciones. En una ocasión a una hermana, que tenía desarreglos propios de la mujer, el ginecólogo le recetó hormonas. Y me mandaron a mí a buscarlas a la farmacia, papelita en mano. La entregué al farmacéutico y éste me miró con sorna y cierta complicidad. Yo intentaba disimular la turbación, pero era difícil. Ese medicamento es el que se toman los transexuales para que les salgan pechos y se les quite el vello corporal. Seguro que el farmacéutico intentaba imaginarme con los labios pintados, una cabellera rubia y dos pares de hermosas tetas. ¡Qué bochorno!
Unos años más tarde, otra hermana dio a luz y el niño no quería saber nada del pecho. Nuevamente fui enviado a la farmacia, pero esta vez sin receta, a explicarle al farmacéutico que quería un “saca leches”, “ordeñador”, o “pezonero”. Todas estas denominaciones me las ofreció mi hermana, y a mí no me gustaba un pelo ninguna. No recuerdo de qué forma me expresé. Supongo que incandescente como una amapola logré de alguna forma hacerme entender y conseguí el dichoso aparato para que mi hermana se ordeñara la leche que el niño no quería (el muy cabrón, tan pequeño y puteando a su tío).
Pero sin duda la mayoría de ustedes, folladores compulsivos, hombres o mujeres (que el follar es democrático) tendrán algún episodio humillante que contar relacionado con la compra de condones en una farmacia. Yo tengo una anécdota bastante escandalosa, pero de hace por lo menos diez años. Durex acababa de sacar al mercado una novedad: su modelo “confort”, un condón más largo y más ancho, porque verdaderamente la talla única era una injusticia para los mejor dotados. ¿Cómo demonios sobrevivimos tantos años con la talla única de condón cuando, tratándose de zapatos, unos calzábamos un 40 y otros un 45? Durex abrió la brecha (nunca mejor dicho) y hoy en día todas las marcas ofrecen tallas para sementales de todos los tamaños: las más grandes, por lo que he visto, pueden valer para un elefante mediano.
Pues bien, yo estaba en la farmacia, comprando aspirinas y otras minucias, cuando vi el gran cartel anunciador del Durex Confort. Me atendía una chica joven bastante simpática. Me encontraba de buen humor y le pregunté, señalando el cartel:
–Oiga, ¿este producto da resultado de verdad?
–Claro –me respondió ella con desenvoltura–, se está vendiendo como rosquillas... Pero si quiere puede pasar a la trastienda para que pruebe uno y vea cómo sienta.
Yo no sabía qué contestarle. Su propuesta había sido tan natural que no encontraba razón para negarme. Y de todas maneras ya estábamos los dos en el interior de aquel lúgubre cuartucho, de pesado aroma a medicina y repleto de estanterías. La dependienta me había puesto sobre la mano –libre de su envoltorio– uno de los novedosos condones. Parecía que era mi turno para poner a prueba el invento, pero la muchacha permanecía a mi lado, con pocas intenciones de largarse. Desesperado, le dije:
–Oiga, ¿pero usted no se va?
Ella, que por lo visto estaba dispuesta a vender a cualquier precio, me contestó con descaro:
–Pero tontito: ¡¿entonces cómo vas a probarlo?!
27 comentarios:
esto.......mmmmm......eh......mmmm......eso fue cierto??!! O_o JAJAJAJAJA. Me recuerda al anuncio de condones ese en el que un caballero se mete en un probador y una dependienta muy amable le ayuda a probarse un condón...¿fue usted quien inspiró tañ anuncio? por curiosidad.
Besos Miriam
P.D:Me aburro y ahora me dedico a desvelar mi identidad de seguidora en la oscuridad y poner comentarios ¡ES DIVERTIDO!
Jospi!! que torrido relato... tu comprando la talla extra grande y la manceba ofreciendo sus servicios para la prueba. Claro que si entraste en la rebotica para probártelo sin adivinar sus intenciones es que, además de bien dotado y parecido eres un poco pavo porque, vamos a ver: si lo que la mujer quería era darte una muestra, lo suyo es que te hubiera entregado uno cerrado para que lo probaras en la intimidad de tu hogar, con la pareja de tu elección.
Por cierto, coscorrita, el chaval del anuncio de Condones del probador es chaly, un colega, ya me enteraré de si a la hora de rodar dicho anuncio le presentaron al "Hombre en el cual estaba basada la historia real"
Finalmente: Recojo el guante del tanga masculino pero dame tiempo para que me inspire.
Por favor, me gustaría saber la dirección de la farmacia (de la última anécdota).
¿Sabe si tienen franquicias por Cataluña?
¿Eso no lo vi en una película porno?
¡Ah no! Que en la película sucedía en una juguetería, que es un sitio más “natural”.
Es bien verdad que las farmacias profanan la intimidad y ya es recochineo, que cada dos por tres nos recomienden que lo consultemos con NUESTRO farmacéutico.
Yo no tengo ningún farmacéutico, y desde luego, no los confundo con un medico titulado, por mucha bata blanca que se pongan.
Salut
Sr. Ingle; No me creo lo que dice. No le tengo a Usted por mentiroso, pero por más que leo su post no puedo creerme lo que cuenta: eso de que las tallas grandes de condones servirían para elefantes medianos. Puf, lo siento pero no me lo trago.
Perfectos Saludos.
Señor Ingle , siento que estoy en conexión megafísica metal guay con usted . Pues hoy mismo tengo que ir a comprar un caja ( de 12 porque la de 24 es muy cara) en mi pequeña ciudad . Nunca he comprado en Córdoba y si voy a la del barrio la farmaceutica se va a enterar que además de que mi madre compra pediculicida compulsivamente , su hija en la golfa del barrio . Nunca he comprado abriguitos en mi ciudad y el pryca está muy lejos. Eso si , cuando voy con mi macho a comprarlos y veo con que resignación machota lo pide me pungo mas burra que usted comprado profilacticos xxl.
Bueno me voy a levantar y a comprar que viene mi hombrecito en unas horas made in autbús y yo estoy más caliente que Alvarez Cascos en una reunión de jovencitas en las juventudes del pp.
Saludos¡¡
Cuando te llamó tontito, ¿no pensaste en responderle algo así como "seré tontito pero calzo una XXL así que cuidadín no te vaya a dejar malherida..."?
otra historia de sacaleches:
Personaje 1: Srta C. Z. de Las Palmas madre lactante y de visita de trabajo en Tenerife
Personaje 2: Vespinoza
Srta C.Z. entrando en el despacho de vespinoza:
- ¿tiene un enchufe libre?
Vespinoza.
- Sí ese
La Srta C.Z se saca un un pecho y enchufa un SACALECHES ELECTRICO dentro del despacho, mientras vespinoza intenta actuar con naturalidad
- rrrrrrrrrrrrrrrrr (ruido del sacaleches)
Srta C:Z
-¿que pasa vespinoza nunca has visto una teta?
Vespinoza
Bueno.... esto.... resulta....
rrrrrrrrrrrrrrr
Srta C:Z Tras unos minutos
-traete el café que ya está la leche
Vespinoza:
- Esto...bueno....
La situación se repetía unas dos veces por semana y afortunadamente vespinoza una vez superado el susto comenzó a hacer bromas junto con la desinhibida madre
Srta C:Z + Vespinoza TIOS EL CAFÉ QUE LA LECHE SE ENFRÍA
Compañeros de oficina:
- Buenoooo.....esto.....
SR. Rufus: Lamentablemente se trata de una práctica mercantil exclusiva de Canarias la de probar los condones directamente sobre el plátano del cliente. En Cataluña, como en el resto de los gobiernos autónomos no frutales, la costumbre es que la manceba te enrolle el condón alrededor del cuello, par comprobar la talla: más o menos lo que se hace para verificar la cintura de unos pantalones sin tener que vestírtelos. Y en cuanto a la película porno, creo que el guión sería de otra manera: la manceba lleva un vestidito blanco muy corto y se agacha para buscar las medicinas, mostrando al cliente todos sus encantos y que, faltaría más, no lleva bragas de ninguna clase. Acto seguido, y sin mediar palabras, los dos se dirigen a la rebotica donde se lamen por turnos y luego ella es cabalgada en dos posturas diferentes hasta la apoteosis final en la que la chica se relame y pone ojitos de vicio a la cámara.
Coscorrita: Por supuesto que he cedido todas mis vivencias para que los creativos publicitarios las usen como materia prima de sus campañas. De hecho, lo del hombre de la Coca Cola que es vigilado por las mujeres desde las oficinas también me ocurrió a mí... MMM: lo cierto es que no he visto ese anuncio. Continúe practicando el deporte del comentario, ya que no hay otro tan divertido: uno apenas suda y jamás se pierde. Incluso le animo a que directamente se reciba como blogger: la vida cotidiana está repleta de tonterías que merecen ser solemnizadas. Y si las ganas no le alcanzan para un blog como dios manda, hágase un anti-blog: al Soltero de Oro le está resultando.
Enigmala: ¿Recoges el guante del tanga o el tanga en sí mismo? ¿Lo recoges con guante porque te da repelús? Esperamos ávidos el resultado de tu prospección. Pues yo no conozco a nadie que haya hecho un anuncio: bueno, hace mucho tiempo, una compañera de la Universidad que era nadadora salía en un spot de leche MILLAC: pero seguro que tuvo que acostarse con alguien para que le dieran el papel...
Mantel: Me costó trabajo captar su ironía, pero al final lo conseguí. Para otra ocasión, no sea tan oscuro, recuerde que soy más torpe.
Aksaray: Con su calentura nos va a fundir la blogosfera al completo. Tiene que ser un poco incómodo en pleno agosto y andar por ahí como una estufa. Yo le recomiendo que compre los abriguitos on line, y así la farmacéutica del barrio no se entera (www.condomglobe.com). No conozco ninguna página para comprar pediculicida, pero a mí también me están entrando ganas de adquirir esta sustancia compulsivamente. Ah. Álvarez Cascos, por muy calentorro que se ponga, no es en absoluto guay.
Pucherit: Más que pavo soy gallina. Blogger prohibe referencias personales sobre tallas de condones, así que...
Anónimo: yo nunca replico a las mancebas. A ellas les gustan tontitos.
Es que la señorita C.Z. es bastante especialita. A mi un día trató de convencerme, en serio, de que probara su leche, que su novio lo había hecho y le gustaba. Yo como soy un tímido y, además, aquello me parecía que tenía connotaciones incestuosas me resistí. Menuda tía.
Sr. Vespinoza:
Yo no quiero pecar de pavo. Pero esa historia, casi con nombres y apellidos, ¡yo no me la puedo tragar! (y nunca mejor dicho).
No me quite el apetito, que me toca ir al café.
Johnny, real como la vida misma y verdaderamente gracioso, excepto la anécdota de la farmaceútica que ya te han dicho por ahí que suena a guión barato de película porno. Yo también he padecido mil y una vergüenzas en las farmacias debido a la inclinación de mi madre de enviarme a por sus cosas. Que si dermovagisil, fave de fuca (para ir mejor al baño), y en una ocasión un amigo mío que tenía ladillas me rogó que le comprara un producto para librarse de esos parasitillos. En cuanto a los condones a mí, con una talla normal, me basta (iba a decir y me sobra pero tampoco es cierto).
El señor Ricardo es testigo lacteo
Sr. Ingle, la historia de vespinoza con C.Z no sólo es real sino que, además, ha omitido que su despacho se separa del resto de la planta con una simpática mampara transparente. Además, que C.Z me ofreció su leche también es verdad. Si conociera a la criatura (C.Z) no se extrañaría.
Está bien, está bien. Acepto con horror la hipótesis de que la señorita C.Z. sea un ejemplar humano de alto rendimiento en producción láctea, con denominación de origen canariona, y de harta generosidad a la hora del cortado.
Eso exigía, de por si, un post de portada, edición dominical, para escarnio público.
Yo vi algo parecido en la tele, pero era un programa de cámara oculta. Una camarera en un bar traía los cafés a los clientes, se desabrochaba la blusita y les exprimía la leche. Había que ver las caras. Un señor se animó a probarlo, pero su esposa le propinó un coscorrón...
La criatura C.Z. debería abrir un blog, que se podría titular "La Asturiana" o algo así.
No sé.
Doraemon debería mandar un diluvio sobre la tierra porque las cosas se están saliendo de madre (de madre lechera).
Sobre la película porno que describe el señor Ingle, sólo comentar que el guión es así, efectivamente. Doy fe.
Sobre la Srta C.Z, su pecho y el sacaleches eléctrico, definitivamente merece un post aparte. ¡Esa historia es la leche! ¿Qué pasaría si alguno de los de la oficina quisiera el cortado con leche condensada? ¡Queremos saber!
Pero tengo una duda, en los de talla grande ¿Cabe un elefante mediano o sólo la polla de un elefante mediano?
Hombre, Ornitorrinco: un término medio. Yo creo que si le cortamos los colmillos al elefante mediano y le enrollamos la trompa, se podría meter dentro todo el elefante: eso sí, no quedaría espacio para la eyaculación.
Ingle como se ve que no tienes nada que hacer. Ponte a trabajar de una vez, por Dios.
Hola johnnyyyy:
Ir a la farmacia es cometer una imperdonable indiscreción, en general. Tu farmacéutico sabe más de ti que tú misma...y lo que debe imaginar...uy qué horror.
Yo nunca he entendido por qué demonios llevan bata blanca para ir y venir de la rebotica....
Hoy por ejemplo iría a la farmacia y pediría un analgésico afectivo porque he sufrido 2 desengaños tremendos y uno de ellos muy doloroso....
Me surge una duda filosofal: Un elefante mediano, sin colmillos y con la trompa enrollada, ¿sigue siendo un elefante mediano?
He sonreído, pero no me he creído casi nada de lo escrito. Si acaso lo de la lumbalgia :-D
Y déjese en todo caso de farmacias, con la web abierta y dispuesta, no hay por qué pasar vergüenzas, se lo aseguro.
P.D. Me encanta esta corrección de hablarle a usted de vos, jejejej. Sobre todo si realmente gasta usted una XXL, mis mayores respetos ;-)
Johnny...
Ofrécete de co-guionista a los de "Aquí no hay quien viva"; tus gags encajarían perfectamente en la serie.
Y, por cierto: el soltero de oro y tú sois almas gemelas, deberíais quedar para salir juntos.;)
Un beso
Ornitorrinco: esa es la pregunta del millón (del millón de elefantes, se entiende: millones de elefantes en el mundo se hacen a diario esa misma pregunta, que para los humanos equivale a la famosa "quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos").
Falinda, Falinda, pobre Falida:
La bata blanca de los Farmacéuticos será para no mancharse los pantalones cuando manipulan píldoritas rojas.
Respecto a los analgésicos afectivos, te aseguro que un ansiolítico como dios manda inhibe cualquier clase de emoción, incluido el desamor más intempestivo. Así que no es una tontería ir a una farmacia y pedir un analgésico afectivo.
Ahh, Vive ydv: ¿Acaso en el post hay alguna insinuación de que mi talla sea XXL? Yo creo que no. De todas formas, lo dejo como tema de pública especulación...
Eulalia: yo creo que más bien estoy influenciado por los guionistas de "Nuevos Cómicos". Creo que muchas de las cosas que se nos ocurren y la forma de contarlas está al hilo de estos individuos sin pelos en la lengua. Lo de Aquí no hay quién viva, no sé no sé: ¿alguna vez he dicho un poquito de por favor? O "vamos no me jodas"??
Secundo su propuesta de la farmacia-confesionario. Hace unos años tuve esos famosos honguitos llamados candida albins o algo así, que se prestan a atacar las vaginas demasiado sucias, o demasiado limpias (un exceso de higiene acaba con la flora protectora del conducto), o demasiado húmedas, o simplemente, con mala suerte.
En primer lugar, procuré convencer a mi novio de aquel entonces a que pidiera el medicamento por mí (que, para más bochorno, lleva siempre un nombre harto elocuente, siempre con la raíz vagin-) y, tras muchas súplicas y amenazas tácitas de no chingar en años, accedió. Mas cual no habría de ser mi sorpresa cuando al llegar mi turno, él permaneció en silencio, hasta que el farmacéutico (en estos casos, una siempre tiene la desgracia de habérselas con el sexo opuesto y pasar aún más vergüenza) preguntó “¿quién va?” y mi ex novio (fueron otras las razones de la ruptura), ni corto ni perezoso, se apresuró a apuntarme con el índice, al tiempo que decía sin el menor atisbo de indecisión: “ella”.
Sentí los ojos de todos los presentes pendientes del producto que el farmacéutico depositaría en el mostrador tras leer la receta. Mas no habría de esperar siquiera esos segundos para sentir que el mundo se derrumbaba a mis pies, pues pareciera que cuanto más se ruega interiormente discreción, más se transmite a los otros el deseo de transgredirla, de dejarte triunfalmente desnuda frente a las desconocidas e inquisidoras miradas. “VAGINASIL” (creo que así se llamaba).
En ese momento, supuse que todos los allí presentes pensarían que menuda puta estaba hecha yo, que andaba con uno y con otro y por eso había pillado a saber qué... O que era una guarra que no se lavaba el coño o... No tuve tiempo de seguir pensando exabruptos, pues el solícito farmacéutico me estaba reclamando ya el importe.
No sé si desde entonces o quizás desde siempre, cruzar la puerta de una farmacia me pone especialmente nerviosa. Es un lugar lleno de intrigas y secretos; de preguntarse qué motivos trajeron a los presentes hasta ese lugar aséptico... Es, sin lugar a dudas, uno de los lugares más temidos por los tímidos.
Aburrida2000: usted es un ser desgraciado del todo, ya que a su aburrimiento mundanal tiene que añadir la pena de haber sufrido el llamado "escarnio de la farmacia". Me solidarizo con su sufrimiento.
jajajaaaa!! Es buenísmo..buneo, claro, dicho ahora es para partirse de risa, pero ahi, en ese momento en la farmacia, con el condón en la mano y la chica mirando tuvo que ser un gran corte!! ..y eso tuvo que pasar del rojo amapola al rojo incandescente con humo y todo!!
un besin
Sr. Ingle,
A la luz de lo comentado no puedo dejar de exponer una anécdota ( no conozco a quién ocurrió, ni dónde ni, por supuesto, si es real ). El hecho es que un adolescente hijo de un ganadero mecanizado harto del onanismo manual decidió aventurarse y empitonar su magreado miembro con un succionador de la máquina de ordeño, bien hasta aquí por la imaginación. La salsa es que hablan las gentes del lugar que el succionador aportó maravillosas sensaciones pero a nuestro protagonista se le olvidó comprobar el mecanismo de paro del chisme. Así, en medio del dolor postorgámico y antojándosele que la pérfida máquina quería también chuparle el hipotálamo por la vía fálica hubo de solicitar la presencia de sus progenitores para librarse de la tremenda chupona del amor lácteo. Aún se ríen las vacas del lugar, que se hizo famoso por aportar la leche más cremosa sin subvención de la UE.
La cuestión es si la máquina en sí puede encajar en la medidas de un elefante mediano con o sin colmillos y que éste eyacule. Toda vez que el fluido entre en el proceso industrial veremos quién traga y quién no.
saludos,
sulfur.
Mejor no le cuento lo que accidentalmente me pasó a mí un día mientras pasaba la aspiradora desnuda... No duele, pero la sensación es de lo más desagradable.
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