01 noviembre 2006

La mudanza (un cuento terrorífico, jaja)




Llevaban instalados casi un año en las nuevas oficinas y todos estaban contentos. Quizás por eso nadie se había percatado de que el contable, a lo largo de todo ese tiempo, jamás se había presentado para ocupar su mesa.También es cierto que el licenciado Mendoza se entregaba tanto a su tarea, tanta dedicación le profesaba a su computadora, que normalmente pasaba desapercibido. No perdía el tiempo hablando con nadie, y sólo a las cifras dedicaba alguna vez sus escuetos diálogos: esto no cuadra, dónde estará el gazapo, ahora la conciliación...


Lo raro es que los balances y los informes financieros seguían llegando puntualmente al ordenador del jefe; pero físicamente, ahora se daban cuenta, el contable no aparecía. ¿Dónde carajo se mete el licenciado Mendoza? Que lo llamaran a su casa, podría estar enfermo. Que se dieran una vueltecita por el gimnasio. Pero en casa sólo respondía el contestador, y los padres dijeron que de un día para otro esperaban que su hijo hiciera vida autónoma, que ya no apareciera más a la hora del almuerzo, con la ropa sucia bajo el brazo, como llevaba haciendo desde no se sabía cuándo. Ellos creían que por fin el muchacho había dejado de necesitarlos. En el gimnasio tampoco les dieron noticia, incluso habían roto su ficha porque ya no aparecía nunca.


Después de una semana de pesquisas lograron desvelar el misterio. Los días de mudanza el contable había bajado al archivo del sótano, a husmear en unos listados. Se pasó allí algunas mañanas enteras, porque descubrió un descuadre y quería subsanarlo. En realidad se encontraba muy bien en aquella oscuridad, sin que nadie le molestara. No se dio cuenta de que cerraron la puerta con llave cuando el último camión de la mudanza arrancó en el patio. Tampoco le preocupó esto, porque ya había decidido quedarse a dormir allí, para adelantar trabajo. Y cuando corrigió el descuadre decidió que se mudaba definitivamente, que en la lobreguez del sótano sus neuronas digerían mejor los dígitos, redondeaban decimales sin dificultad, detectaban duplicidades sin el menor esfuerzo.


La comida fue un problema al principio, hasta que descubrió que podía alimentarse con la celulosa del papel pijama que utilizaban para la vieja impresora matricial. Había auténticas torres de ese papel en los anaqueles del archivo. Los primeros días conservó el hábito de tomar desayuno, almuerzo y cena; luego encontró más cómodo ir masticando el papel poquito a poco, mientras trabajaba en sus asientos, de esa manera no lo encontraba tan reseco. A última hora de la tarde lo vencía el agarrotamiento. Entonces aprovechaba el ritmo del gimnasio que había justo al otro lado de la pared y se hacía él mismo un par de tablas dinámicas y levantaba pesas valiéndose de dos viejas sumadoras mecánicas que estaban apiladas entre los trastos.


Cuando al cabo de un año echaron abajo la puerta del sótano lo encontraron radiante: acababa de practicar un asiento en la cuenta de provisión para inversiones que le había costado muchos días. Sus compañeros se asustaron al verlo, porque con la oscuridad el azul de los ojos se le había vuelto fosforescente. Al jefe no le hizo gracia aquella extravagancia. Penetró en el viejo archivo y reprendió al contable, qué demonios estaba haciendo, todos preocupados, ¿no entendía? Era un irresponsable, aunque trabajaba como ninguno no había razón, caramba, que lo entendiera. "Licenciado Mendoza, haga el favor de venirse de una vez a las nuevas oficinas, y abandone la pendejada de vivir en esta cueva de ratas". El licenciado sólo se atrevió a protestar muy calladamente, que disculpara, don Fulgencio, pero que por favor, le dejara un último asiento nada más, es que le faltaba...


Al cabo de una semana de salir del encierro, el contable experimentó una crisis. No se acostumbrada a la borrachera de luz de su nuevo despacho, lo tenía desquiciado, apenas podía leer los dígitos en la pantalla de la computadora. Todo fue hartarse un mediodía y enviar a todos los compañeros un correo que decía: “Estoy hasta el gorro de hojas de cálculo; me voy a la calle a mirar yogurinas”. Fue como una sublevación. Se quitó la corbata y la ató a los tiradores del armario donde guardaba los balances. Salió a la rambla y empezó a pasear fijándose en los culos de las quinceañeras. En la acera de en frente había un instituto, y era justo la hora de la salida. Caminando así por la avenida, de espaldas al tráfico, ensimismado en la contemplación de las escolares, era un blanco perfecto. Iba tan absorto que no escuchó el zumbido sordo del autobús de línea que pasó a su lado con una ligera turbulencia. Era un autobús nuevo, con su reluciente luna del frontal y los enormes espejos retrovisores que le colgaban de los laterales como orejas de elefante: el arma perfecta para matar transeúntes. El licenciado Mendoza sintió el soplido del retrovisor contra su cráneo, pero cuando se vino a dar cuenta era ya incluso tarde para pronunciar unas últimas palabras de protesta. “Hay que joderse —dijo el jefe cuando se enteró del accidente—, ¿ahora quién coño se encarga del balance trimestral?” Los compañeros fueron algo más respetuosos. Estuvieron velando el cadáver hasta que se lo llevaron al cementerio, y como homenaje le colocaron dentro del cajón una calculadora. El jefe preguntó por su familia y cuando se enteró de que no estaba casado ni tenía hijos respiró aliviado: por lo menos se ahorraban el trámite de la pensión.

35 comentarios:

Johnymepeino dijo...

El texto me ha inspirado reacciones contradictorias, pero confieso que es que venía embalao del post anterior. Ja, ja, ja. Es dura la vida de contable, pero tú la has convertido en literatura. y de la mejor. Un blogabrazo

Dave Aiman dijo...

Men enganchan tus textos....son fuertes y vivos.Pobre contable pirado jejeje.

bss

Anónimo dijo...

Adios a mis aspiraciones de ser una señora "contabla", que no con_tablas... (que chiste mas malo por dios)

1beso tenebroso, por aquello de la fecha

Anónimo dijo...

Pobre contable Mendoza... No debería haberse entregado tanto a su trabajo, sobre todo con ese jefe.
Y encima, para una vez que se permite una experiencia sexo-ocular, van y lo atropellan...
Bueno, este cuento prueba lo que digo siempre: dentro de lo posible, hay que intentar encontrar un trabajo que permita vivir.
La enseñanza tiene su aquel, ¡pero en cuanto a horario y vacaciones!

Valeria dijo...

...¿ahora quién coño se encarga del balance trimestral?...
Se puede ser más HP y más cruel?
Si es que a veces no se tiene en cuenta la dedicación.
Un minuto de silencio por el alma del cumplidor Mendoza.
Estupendo relato para el día de los Santos.
Un beso hasta las islas.

El Soltero de Oro dijo...

Ingle lo que cuentas en ese blog me recuerda tanto a mí que me dan ganas de llorar.

princesa del vértigo dijo...

¿Por qué narices se empeñan siempre en decirnos lo que nos conviene y lo que no? Con lo a gusto que estaba el pobre Mendoza en su archivo subterráneo. Seguro que su jefe tenía celos de sus lindos ojos azules-fosforescentes (esto me recuerda a los de la Niña Ángela cuando me encierra a oscuras en mi habitación...terroríficos y fascinantes)

Besos fatalistas

Unknown dijo...

Contables emparedados en el sótano, entrecots de ternera con inscripciones de Firestone en relieve, calzoncillos de color butano... Esto da cada vez más miedo. Lo bueno es que no hay sangre ni tripas. Por lo menos de momento.

JOHNNY INGLE dijo...

No vas mal encaminada, Koti: Precisamente tengo en preparación un nuevo título (DIGNIDAD PARA LA ABUELA) en el que todo indica que habrá tripas y vísceras y... Uno no puede quedarse tibio: hay que entrar hasa el fondo del jardín guadaña en mano.

¿Quién dijo que la vida de contable es dura? Sólo trabajan con números, llevan a lavar la ropa a casa de la madre, y encima pueden tener experiencias de sexo-ocular (estupenda creación, George). ¡Pero si sólo les falta hablar! Es la clase de vida que todos soñamos. Yo conozco contables que viven como marajás.

Anónimo dijo...

Ajá, estás conectado, recién no estaba tu comentario, sólo el de la señora Kotinussa. Menos mal que no soy un alien color butano o entraría a tu casa por el pc y me comería todo lo que hubiera en la heladera (congelador)

Ser contador es malísimo para la salú, siempre lo supe. Por eso yo no cuento nada y voy amontonando los billetes y las monedas en una caja al tún tún. Y vivo en un sótano, y ni pienso salir de ahí, me han contado que el mundo está lleno de una cosa rara que se llama "personas". No sé lo que es eso pero suena raro y no pienso averiguarlo...

JOHNNY INGLE dijo...

Ajá, Mari educadita, ¡cuántas cosas tenemos en común! Usted amontona las monedas en una caja al tun tun, y yo las amontono en una cajita de atún atún, bonito y del norte.
Es peligroso merendarse lo que tengo en la heladera. Cosas golosas para tí habría dos: la Fanta con sabor a fresa, y los yogures Danone Activia con acti-regularis, es decir, que te los comes y te vas pata abajo. Eso es muy malo, Mari educadita...
Por cierto, el único significado que conozco de "trola" es "mentira". Sin buscar en el diccionario, que tampoco yo tengo ganas.

¿Y los camellos nadaban debajo de las fuentes?
JODERRRR!!!

Anónimo dijo...

El atún me gusta. Prefiero la 7Up. Los yogures mucho no me gustan. No me iré patas pabajo, como mucha verdura.

Dejemos la trola.

Buen comienzo!
"¿Y los camellos nadaban debajo de las fuentes? JODERRRR!!!" Cómo sigue la historia? Pinta bien...

sulfur dijo...

Sr.Ingle,

Qué bien !. Ha puesto ud. su talento al servicio de la fantasía. Creo que en este camino puede ud. alcanzar el blog-pullitzer , si es que eso existe.

Por cierto, servidor dio clases de contabilidad: créame la informática hace mucho en los descuadres.

sul.

Unknown dijo...

Johnny, eres un pozo de sabiduría. Muchas gracias por la explicación de la teoría del restaurante de cinco tenedores.

vespinoza dijo...

Mola

vespinoza dijo...

Estimado señor Jonny ¿el cuento es suyo o es una adaptación?. En el caso de ser originaríamente suyo mis felicitaciones, en el caso contrario también

Anónimo dijo...

que vida mas triste pondió

Condió

nüSh... dijo...

El tierno contable Mendoza murió por culpa del sexo-ocular. Pero el sexo ocular es sexo al fin y al cabo. Y si el sexo le mató entonces es que se trataba de una enfermedad. Enfermedad + sexo = ninfomanía. Pero la ninfomanía solo se da en mujeres.
¿¿¿Acaso el Sr. Mendoza era una mujer??? O era un transexual... eso explicaría tanto tiempo aislado del mundo... puede ser que sus compañeros le marginasen o se riesen de él/ella por su condición. Ya decía yo que los prejuicios no tienen parte buena...

JOHNNY INGLE dijo...

Nush: El pensamiento de los contables no es tan complejo. Tu análisis no responde a ninguna fórmula matemática incardinable en una celdilla de Excel. Habrá quien afirme que el licenciado era bisexual, pero decir eso es una canallada, ya que bien patente es su predilección por las yogurinas.

Sr. Vespinoza: Qué bueno que regresó de sus vacaciones? o de su letargo? Espero que haya aprovechado el asueto para mandar a buscar un bebé pixelado a París, que es donde los hacen buenos. Respecto a la originalidad del cuento, hum, no sé qué decirle, yo diría que es original de Ingle, adaptado de una versión anterior también original de Ingle. Pero la inspiración, no sé, no sé si hubo al comienzo algún germen de historia de otro pseudoescritor, a la que los tristes sucesos del licenciado Mendoza fueran una réplica o a mayor abundamiento. Yo no incurriría en la falta de ética de incorporar aquí un texto ajeno: ni siquiera adaptado. Aunque he visto blogs por ahí que cortan y pegan y se quedan contentos como lechugas. Lo malo es que cortan y pegan de poetas famosos, o artículos sacados de publicaciones como El Mundo Digital, de modo que se nota. Uno puede recopilar y postear, pero advirtiendo que no es el autor.

Koti, no soy tan pozo de sabiduría, es Google el único que lo sabe todo. Yo sólo busqué, confirmando la teoría de los cinco tenedores. Por cierto, si alguien tiene curiosidad, que se pase por el Blog de Koti: tiene que ver con Internet y el zaping.

Barbi: yo creo que el licenciado Mendoza murió después de cumplir todo lo que deseaba en la vida: ejecutar magistrales asientos contables y mirar yogurinas en la rambla. Alegrémonos por el alma del licenciado.

Sr. Sulfur: Para los bloggers están los premios BOBOS. Los llaman así porque se trata de premiar la labor de alguien que le dedica al posteo horas y horas de su tiempo y trabajo a cambio de ninguna remuneración, es decir, tontamente y gratuitamente. Hay que ser realmente más BOBO que todos para ganar estos premios. Yo creo que no basta con 10 meses de posteo para conceder estos premios. Uno debería aguantar al menos una década o así. Y al final, que se reconociera esa larga trayectoria de hacer el panoli en la red. Por supuesto, ¿quién podría sustraerse a la vanidad de ser agraciado con un premio BOBO?

MARI-EDUCADITA: Ya tengo escrita en mi Hard Disk mental la historia de los camellos que nadaban debajo de las fuentes... Pronto se liberará a los rotativos...

Carla de La lá dijo...

Cuando yo vivía en Barcelona me encerré en el trastero y me tragué la llave para no escuchar tanto la letra "a".

JOHNNY INGLE dijo...

Querida FALINDA: Te noto una carrera de vértigo hacia lo enigmático y esotérico. No encuentro anormalidad en que te encierres en un trastero, ni en que te tragues la llave, ya que esa debilidad es humana. Y, además, doy por supuesto que mientras estuviste encerrada lo era en posición invertida, es decir, con la cabeza cercana al suelo y los pies volando por el techo. Incluso tengo por cierto que no habrás dejado de usar falda, la única prenda que se puede llevar con elegancia entgre las ampulosas paredes de un cuarto trastero. Pero lo que no entiendo -y en esto soy irreductible- es que no quieras escuchar la latra "a".

Anónimo dijo...

Johnny, confiesa, estás enamorado de Faalinda... ¡y no me extraña!

vespinoza dijo...

Como le dije mis mas calurosas felicitaciones, a pesar de que con blogs como el suyo mi complejo de redactartextoscomounsimionarcoleptico no hace más que crecer.

Tendré que buscarme un terapeuta

JOHNNY INGLE dijo...

George: El enamoramiento es un sentimiento egoista que implica que uno quiere apropiarse del objeto amado. Un ser etéreo como Falinda debe ser patrimonio de la humanidad en su conjunto.
Lo mío se llama ADORACIÓN. Adoremos a Falinda, incluso por encima de Doraemon DUV.

Sr. Vespinoza: Usted no necesita tratarse con el padre de George (reputado psiquiatra): Quién haya leído su post sobre el NACIMIENTO DEL NIÑO PIXELADO se habrá dado cuenta de que está usted en la cúspide de la pirmámide alimentaria de la blogosfera. Otra cosa es la foto: no se parece usted tanto a Russell Crowe como George...

Anónimo dijo...

Vaaaaya... si baso mi dieta en la ingesta de papel pijama: ¿mis ojos se volverán fosforescentes?. Parece tentador. ¿Llevaría el licenciado Mendoza calzoncillos color butano?.
Muy bueno, Sr. Ingle.

Anónimo dijo...

Puedes racionalizarlo como te dé la gana. ¡Pero es precioso!

JOHNNY INGLE dijo...

AICHA: Mejor que te vistas un buen pijama y la dieta la hagas con lechuga y manzana: que es más sana. El Licenciado Mendoza ya entró con los ojos azules al sótano, pero con la oscuridad, el esfuerzo por distinguir los números, se le volvieron fosforescentes. Respecto a los calzoncillos del Licenciado... yo diría que una persona que tiene el navegador siempre en formato Excel no reparará siquiera en el color de la lencería: le parecerá intrascendente, ya que no puede asignarle el valor de un número primo... Ciao.

George: El enamoramiento es precioso mientras dura, que es bien poco: seis meses, dicen los estudios más serios. Por otra parte, la vida tiene sus etapas, y de verdad que tú estás en la fase en la que puedes dividirte o reproducirte o enamorarte. Todo objeto en el universo tiende a buscar el equilibrio de carga eléctrica, y un joven se siente inclinado a enamorarse. Pero la neutralidad de la carga llega tarde o temprano, y de repente te encuentras en la otra ribera, en la que los enamoramientos y apasionamientos se observan con distancia y como algo ya lejano. Como dice el Sr. Mantel: "Nada es tan importante".

Anónimo dijo...

Señor Ingle, por suerte me encanta el azul de mis preciosos ojos y no deseo prescindir en mi dieta del sentido del humor.Agur.

Pusha dijo...

Esto me sonó más bien a una nota del periódico local de acá, no por la forma (no se sienta indignado, esta mil veces mejor escrito) sino por lo del camionazo, el año pasado se registraron casi 100 muertes causados por atropellamientos de choferes de camión en esta "pacífica" ciudá. Así de locos están.

En cuanto a los contadores, pues por lo menos los que yo conozco son taaan cuadrados que ciumplen rigurosamente sus 4 ángulos de 90 grados (mentalmente hablando por que hay algunos que físicamente son una perfecta circunferencia de 360 grados).

Anónimo dijo...

A la espera del relato mientras se reponen mis neuronas de los últimos comentarios (no los de su blog, que son amables) y postes leídos (hay cada cosa en la blogósfera...)
Es grave. No sé si quedaré como era. Tal vez la microfibra haya incidido. O el pensar en el perrito caminando, cabizbajo, mientras el sol se pone...se pone como loco, el sol.

JOHNNY INGLE dijo...

Aicha: te hubiera imaginado con ojos oscuros y líquidos... ¿Aicha no es un nombre árabe, o bereber? Por supuesto, es el sentido del humor el componente que permite manter el tipo: incluso las ganas de vivir, jah.

Pusha: Pues verá, en realidad este cuento está un poco escrito "al estilo mexicano". Eso de "Licenciado Mendoza" no lo decimos acá (aquí), ni tampoco hablamos de "computadoras", ni de "pendejadas". De modo que ese estilo un tanto exótico era un homenaje al singular dialecto de Mexico, conocido por medio de las telenovelas importadas de allá. Claro que uno no puede llegar ni de lejos a ese refinamiento que ustedes demuestran en su Blog de Patoaventuras: ¡Eso sí que tiene sabor mexicano!
Saludos.

JOHNNY INGLE dijo...

Hola, Mari educadita: No pienses más en el perrito: él será feliz allá donde vaya; ellos no sufren traumas como nosotros, humanos imperfectos. MMM: tendré que hacerte una lista de blogs poco recomendables, un poco por darte tutela moral y salvaguardar tus valores y educación. La historia de los camellos saldrá publicada mañana. Yo he quedado satisfecho, me dio un subidón: juasp.
Good Evening!!

Anónimo dijo...

Gracias por pensar en mí... qué educadito vos también...
Y con ese nick raro, Yoni...
=)

Anónimo dijo...

¿Es una mudanza un acto autoafirmación del yo? Me lo pregunto. ¿Es la posesión de un objeto escribidor, factor necesario y suficiente para ser considerado novelista?

Cuan complejo es el Universo. Uni-verso.

JOHNNY INGLE dijo...

Pues sí señor, complejo y enigmático.
No tengo respuestas para esas preguntas.

Saldos,