04 noviembre 2006

Y los camellos nadaban debajo de las fuentes



En esa época yo trabajaba de camillero para una empresa de ambulancias. A tercer día recogíamos de su casa a un anciano que necesitaba diálisis. Era un viejo edificio habitado mayoritariamente por estudiantes. Fue así como Nerea y yo nos conocimos.

Después de tantos encuentros fortuitos en la estrechez de la escalera, las conversaciones fueron apareciendo con naturalidad. El hábito me hizo perder el miedo: ella era guapa y yo tímido, la perfecta correlación de fuerzas.

Supe que era de Lanzarote, como lo atestiguaba su abundante cabellera rizada, su tez oscura y los ojos imantados. Una diosa romana, la bauticé, y comencé a escribirle poemas que jamás me atreví a mostrarle. Fueron muchos meses de atrocidad, de amor incendiado y deseos sólo imaginarios. Porque, en mi ingenuidad juvenil, yo no encontraba la forma de poner remedio a ese tormento.

Se lo dije y me sonrojé hasta el remordimiento. Era terrible que me mirase de aquel modo: tan inexpresivo. ¿Qué quería decir? ¿Qué la olvidase para siempre? Que si quería ir al cine. Se trataba sólo del cine, algo tan fácil. Y regresé a casa con la cabeza minada de pájaros. Porque ella me dijo que vale y ya está.

Estuvimos saliendo tres o cuatro meses. Buenos amigos, tan sólo eso. A mí me era suficiente: para qué desear más si ella estaba conmigo, aunque fuera un par de veces a la semana, algunas horas. Ella disponía de coche y paseábamos. La fui conociendo y resultó una chica inesperada, bromista. No era dulce como la imaginaba, aunque en estos casos uno se niega a reconocer la realidad. Simplemente, estaba enamorado. En silencio, es verdad.

Era un Volkswagen desvencijado, las puertas no cerraban bien y no tenía luces intermitentes. Nerea llevaba siempre plátanos en la guantera. Cuando tenía que adelantar, abría la ventanilla y le lanzaba uno al conductor del otro vehículo: para avisarle de la maniobra. Tenía miedo de dejarlo en la calle, que le robaran o algo así. Se quedaba indecisa, sin querer abandonarlo del todo, y finalmente le quitaba los neumáticos y se los subía apartamento. Los guardaba en el congelador hasta la mañana siguiente. Era muy limpia, hasta la exageración. Solía desayunar dos tubitos de pasta dentífrica, y luego se cepillaba cuidadosamente los dientes con mermelada, para evitar las caries, decía. En una ocasión le pedí permiso para ir al baño y me asusté porque en la bañera había un enorme plátano amarillo que me miraba con ojos lascivos. Le pregunté qué significaba y me respondió que no me preocupase:

-Es el casero, está así enfadado porque le debo dos meses de renta.

En una ocasión se le averió el coche y tomamos un taxi. Nerea se enfadó mucho cuando el taxista, que era guapo, pretendió cobrarnos el trayecto. Ella dijo que jamás viajaba por dinero, que lo hacía por amistad, pero como el taxista no se bajaba del burro, le arrancó el freno de mano y se lo llevó a casa para atusar a las moscas.

Llegó un momento en que tuve necesidad de aclararle mis sentimientos a Nerea. Aproveché el día de los enamorados y le hice llegar un esplendoroso ramo de rosas. Eran mi declaración: la frase justa que no podía decirle a la cara.

- ¿Te gustaron?, le pregunté.

- Hubiera preferido una corona de ratones degollados, me atajó ella.

Tuve ganas de aplastar el ramo y marcharme. Pero lo pasé por alto porque salir con ella era mejor que nada. Una tarde me presentó a una amiga como si yo fuera su novio. Eso me dejó perplejo. Después de todo, pensé, las relaciones de pareja casi siempre son tácitas.

Y comencé a desearla con más fuerza. Un domingo, después del cine, ya en su habitación, le pregunté que para cuándo tenía pensado que hiciéramos el amor. Se le cerraron los ojos. Se le abrieron, miró las alas de un insecto que se había posado en la bombilla, y dijo:

-Cuando los camellos naden debajo de las fuentes.

Pero lo dijo sin rabia, y eso a mí me agitó más, y me predispuso al deseo, que arrastré durante años. Ella se fue de la isla, y no me dejó más señas que el rastro de una obsesión.

Siete años después, cuando ya trabajaba en la Administración, tuve que viajar a Lanzarote para asistir a un seminario. Lanzarote es un paraíso árido, un jardín de blancuras y asperezas de piedra volcánica, como muy bien supo entender el fallecido César Manrique. Me retraté en La Laguna de Janubio, un espejo de olivina que contrasta con la negrura basáltica de la arena. Ahí está la foto. Por aquella época acababan de abrirse al público, dos obras emblemáticas que Manrique dejó diseñadas antes de morir: el Jardín de Cactus y el Jardín de los Camélidos. Aproveché el fin de semana para visitarlas. El Jardín de los Camélidos es un parque acuático con espectáculos animados, no muy diferente de cualquiera de esos lugares donde delfines, focas y pingüinos son admirados por niños y grandes mientras nadan, pasan por el aro, o comen sardinas. La originalidad del Jardín de los Camélidos es que todo eso lo hacen con camellos y dromedarios, animales típicos de Lanzarote.

Y en efecto, allí estaban, unas frescas cataratas en medio de un roquedal de basaltos, entre palmerales, una larga piscina de un blanco muy puro, y…

-¡Y los camellos nadaban debajo de las fuentes!

Me estremecí al recordar la frase de Nerea, mi obsesión, al contemplar la inverosimilitud de aquel espectáculo animal. ¿Camellos nadando? Los turistas aplaudían a rabiar. Jaja. Era insólito. Una idea muy conejera. Había una guapa monitora que guiaba a los alemanes por entre las piscinas y palmerales y mis ojos se clavaron en ella. Era el destino. Cosa de brujería. Nerea, al fin Nerea: ¡Y los camellos nadando debajo de las fuentes!

-¡Johnny! Exclamó ella al reconocerme.

Dejó por un momento a los turistas y hablamos con entusiasmo que, ahora sí, ella compartía con sinceridad. Era otra mujer, más alegre, con más chispa: una mujer dulce. Algo la había cambiado. Sí. Y me invitó a tomar una cerveza. Nos acercamos al bar. Por el camino le recordé que ella me había dicho que haríamos el amor cuando los camellos nadasen debajo de las fuentes. Se destronchó de risa y coquetería, y me acompañó prometedoramente de la mano hasta las mesas. Allí había dos niñitas morenas preciosas y a una señal se acercó el camarero:

-Te presento a Teo, mi marido. Y estas dos lindezas son Minerva y Afrodita, mis hijas.

34 comentarios:

Anónimo dijo...

Entonces... si que te daba su beneplacito en aquel momento para que la hicieras el amor..... o es que yo estoy muy optimista hoy?

1beso

Anónimo dijo...

Mis felicitaciones. Ha quedado redondo. La imagen que tenía en mente con la frase fue exactamente esa que describiste, y el texto tiene algunas frases "mortales", como decimos acá, o "estupendas" como dirían allá. Un surrealismo mágico...No me extraña que hayas elegido Lanzarote, dicen que es una isla mágica...

Me toca un post con una frase tuya? O insistimos? (el resultado es excelente)

Una pregunta: ¿qué sentiste al escribir el poste?

Saludetes

JOHNNY INGLE dijo...

Querida Mordandis: en efecto, hoy debe de haber lucido el sol, porque estás muy optimista. No hay beneplácito. Nerea se destroncha de risa. Él lo interpreta como coquetería, y el gesto de tomarle la mano como una promesa o una insinuación. Sin embargo élla lo conduce a presentarle a su marido y a sus dos niñas: ¿tú crees que la situación es como para una infidelidad? HUm. ¿Viste la película "Esplendor en la yerba"? Me inspiré en el final de esta película, cuando Nataly Wood, después de salir del manicomio, va en busca de su amor de juventud, y lo encuentra, va hermosa, con su vestido blanco, y cree que ahora habrá una oportunidad. Él la hace pasar a su chozo, y de repente aparece la italiana embarazada y con otro crío correteando. La cara de Nataly es un poema. A mí también se me encogió el corazón: ¡Pues vaya mierda de final! Pero la vida es así, especialmente la vida hollywoodiense.

Mari-educadita: Qué puntual estabas esperando. Eres como un reloj, siempre a la media noche (mi media noche), siempre a la Hora Julia, estás conectada.
¿Y por qué demonios te te ocurrió pensar en camellos nadando debajo de fuentes? Eso es bastante rebuscado: ¿estabas completamente sobria? (je).
¿Escribirías un Post? Pero no tienes blog, que yo sepa ¿o sí lo tienes? ¿Y si no lo tienes por qué no lo tienes? ¿O escribirás el post aquí, como comentario?
Bueno, la frase es ésta. Para mí es un clásico, pero a ver qué te sale a ti:

A LOS TRES DÍAS COMENZARON LOS PICORES...

¿Qué sentí al escribir este poste? Bien, hacía como dos años que no escribía un cuento (el anterior del contable fue de repesca). Aunque supone un cierto esfuerzo escribirlo, si el resultado es satisfactorio a mí me sobreviene un gran subidón (que al día siguiente se esfuma y aquí no ha pasado nada). Respecto al contenido de la historia, bueno, es una creación, pero yo siempre utilizo elementos de la realidad, de la mía y de la de otras personas, y también elementos de otros cuentos que escribí en su día. De modo que hay algo de realidad en la obsesión por Nerea, algo de realidad en la localización lanzaroteña, existen los Poemas a una diosa romana, incluso esa frase de "hubiera preferido una corona de ratones degollados"... en fin, no es la frase en sí, pero muchas veces un ramo de rosas es recibido con una cara de la que se puede interpretar que sí, a veces prefieren una corona de ratones degollados, y que el romanticismo sólo conduce a la obsesión. Con esto te quiero decir que, de alguna manera, toda la historia me corresponde, y es sentida. Espero haber resuelto tu curiosidad.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Gracias por contarme. Es que soy muy curiosa. Acá son casi las diez de la noche, estoy en Buenos Aires.

El relato me encantó pero me puso seria (no triste, seria): ayer estuve recordando a una amiga que nació en Lanzarote, hoy volví a pensar en ella y acá está tu cuento que remata en Lanzarote! =)

Tomo la frase "A los tres días comenzaron los picores" y cuando esté listo te aviso. Como comentario será largo y poco respetuoso con el resto de los que te leen. En mi blog y listo.

JOHNNY INGLE dijo...

AH ¿Sólo tres horas de diferencia entre Canarias y Buenos Aires? Creí que eran por lo menos seis o siete...
¡O sea, que tienes un blog!
Pues ya puedes estar escribiendo aquí la URL, porque vínculo activo no te veo para localizarte.
Ciao.

Anónimo dijo...

No, son tres horas ahora, cuando cambia el horario son cuatro. Eso me lo aprendí cuando chateaba con mi amiga. Que era de Lanzarote, pero vivía en Tenerife. =)

Soy tímida para poner el enlace. O maniática, yo qué sé.

Anónimo dijo...

Confiéselo Sr. Ingle, es usted un eterno romántico y "Firestone 135 R13" en el entrecot de ternera es consecuencia de guardar los neumáticos en él congelador en memoria de Nerea. Espero que su casero tenga buen humor...
Aicha me bautizaron en uno de mis viajes alegando que significa "estoy viviendo".Aisha (de origen árabe) era la segunda mujer de Mahoma y su traducción literal es "viviente". Sobre el tono de mis ojos le diré, que varía en función del color con que se me antoje ver la vida, pero de nacimiento, son como usted imagina, oscuros y líquidos.

JOHNNY INGLE dijo...

Pues sí, mujer de ojos oscuros y líquidos que está viviendo: mi romanticismo es muy de neumático Firestone en el congelador. Me alegra conocer el color de tus ojos y su estado físico (líquido): ¿eres sólo lectora de blogs? ¿No regentas uno?

Mari-educadita!!! ¿Es posible que tu amiga de Lanzarote residente en Tenerife fuera Nerea? ¿Le contó alguna vez en los chats el contenido de su congelador? ¿Entre sus preferencias señalaba los ratones degollados? Esto parece una conjunción planetaria, todas las piezas encajan, y es posible que pronto vuelvan los camellos a nadar bajo las fuentes...

Anónimo dijo...

Mmmm... en su congelador apenas tenía comida. Los ratones degollados jamás habrían sido de su agrado. Pero podría cerrar los ojos con fuerza, hacer unos pases mágicos y convertir a Mar en Nerea. Se verá.

Peggy dijo...

cai por casualidad desde otro blog ......."cuando los sapos bailen flamenco " , tambien es una frase muy usada ..kiss

Unknown dijo...

¿Quién puede dudar de que esta historia esté inspirada en la realidad? Por todos lados hay gente con coches desvencijados a los que no les cierran bien las puertas, chicos que envían ramos de rosas y chicas que se casan con camareros.

Lo único que me ha dejado un poco desasosegada es lo del casero-plátano. Nunca he tenido casero, así que desconozco los usos y costumbres de esta especie. ¿Cuando se enfadan se les pone la mirada lasciva? ¿Acostumbran a atrincherarse en los cuartos de baño de los inquilinos morosos? ¿Este comportamiento es común a todos los caseros o es una característica propia de ciertos lugares? Las caseras, ¿adoptan también forma de plátano o prefieren otras frutas? Me parece el único punto oscuro en una historia, por lo demás, muy bien contada.

Besos.

ninfasecreta dijo...

No me gusta el género (los cuentos) pero he de decir que el relato es fantástico en el fondo y en la forma. Y que sepas que soy una lectora exigente y crítica feroz, o sea, que el peloteo no me a nada.

Tienes un gran talento. Explótalo.

Anónimo dijo...

¿Será por tu trágica y casta historia que ahora tengas esa concepción tan psiquiátrica del amor?
Amor=deseo=objeto=posesión.
Y aunque pienses así ojalá el amor te encuentre despistado y te obnubile y embelese, pero esta vez no con la extraña Nerea- yo tampoco entiendo demasiado bien el sentido de los plátanos, quizá es que se acostaba con su casero- sino con otra fémina que te convierta en objeto-deseo-posesión. Y que muy freudianamente disfrutéis del sexo en un perdido lago lleno de camellos que nadan felices.
Por lo demás, te felicito de nuevo por ese exquisito surrealismo de tus escritos. Pero por favor, no vengas a rebatirme lo del amor porque, aunque muy en el fondo sé que algo de razón tienes, no me lo quiero ni me lo pienso creer.

nüSh... dijo...

"cuando las ranas críen pelo"...
...y el otro día vi a un sapo con melena!!!
¿podría compararse a lo de los camellos?

...
genial, sr. Ingle!

Dave Aiman dijo...

Una historia romaántica con esos tokes ironico-critico del amor...vamos que eres el temor de my blog!

JOHNNY INGLE dijo...

KOTI: Las mujeres caseras adoptan la forma de HIGO PICO, salvo si la casera es cubana, en cuyo caso se nos aparece bajo la advocación de papaya...

PEGGY: Supongo que esa frase de cuando los sapos bailen flamenco será la que usas para darle por las narices a un moscardón...

NINFA: ¿y cómo explotar ese talento? Lo único que se puede hacer es escribir un blog, y todavía no se sabe cuánto dura un blog ¿seis meses, un año, dos? De todas formas, será un explotación pírrica. Mejor hacerse con un poco de ácido bórico y hacer que el talento explote por los aires.

GEORGE: La teoría del amor está formulada desde la noche de los tiempos, yo no me he inventado lo del objeto y la posesión: así me lo explicó el profesor de Derecho Canónico. Por supuesto que cuando quieres a alguien quieres que sea para ti. Quieres que el objeto de tu amor te pertenezca. Si no sería otra cosa. Nos referimos al amor de pareja. En ese sentido es egoista. Pero es lo que hay. Y siempre es un concepto psiquiátrico: en la película "El color de la noche", Bruce Willis, que hace de psicólogo, formula la siguiente frase: "En la búsqueda de pareja siempre actuamos del mismo modo: repetimos una y otra vez la misma elección neurótica". Es decir, que en la elección del objeto amado no actuamos sanamente, sino que actuamos como consecuencia de una disfunción neurótica. ¿A qué casta historia te refieres? ¡Yo jamás me he presentado a casting alguno!

Nush: las ranas y los sapos son capaces de los comportamientos más inesperados, de modo que no sería tan del otro mundo ver a una rana en la peluquería: ¿Recuerdas la película "Magnolia", la escena en la que a Nicolas Cage, creo, le llueven sapos encima del coche, y llueve una tromba de sapos sobre toda la ciudad?

Sr. Outlet: Yo sólo asusto de broma, hombre, si es que hasta llevo las uñas cortadas...

Saludos a todos.

. dijo...

Yo una vez me encontré a un plátano mirándome lascivamente desde la bañera. Le abrí el agua caliente durante quince minutos y, le aseguro, Sr. Ingle, se jodió el plátano.

Perfectos Saludos.

JOHNNY INGLE dijo...

Sr. MANTEL: Lo normal, para bajar la lascivia del plátano, es lanzarle el chorro de agua helada. Con el agua caliente no sé cómo demonios se puede joder un plátano; yo diría que se pone más caliente aún...
Perfectos saludos, Y LE RECUERDO QUE ES TIEMPO DE POSTEAR, sobre el ajedrez, que es un tema muy casto y a la par divertido, por ejemplo.

Anónimo dijo...

Dejo aparte ciertos temas para que no me suiciden por este blog.

En cuanto al plátano, creo que con agua hirviendo se pondrá caliente, pero blanduzco. Andá a comer eso, puaj.

Al tercer día comenzaron los picores y Nerea seguía ahí, sentada, pensando en la próxima movida de ajedrez. Pero como ella jugaba al tute cabrero usando el tablero de ajedrez, jodida estaba...

Anónimo dijo...

Ufa, hice lío, faltaba poner que era un boceto que no me convence.

Anónimo dijo...

Pero mira que eres, Johnny, a pesar de darte la razón y de pedirte que no sigas rebatiendo tú ahí dale que dale. ¡Pues ojalá te enamores tanto, tanto, tanto que no puedas ni razonar!

Anónimo dijo...

Ya está.

Ahora me toca a mí tirar otra frase?

Anónimo dijo...

Yo también conocí a Nerea, le hice una encuesta pero le pareció un aburrimiento.

Anónimo dijo...

jo, que bonito, que relato, que mezcla de realidades y ficciones entrelazadas.

Toy impresionada.

bezitos,
condió

Anónimo dijo...

Yo ya no elijo neuróticamente porque me estoy psicoanalizando.
;-)

Anónimo dijo...

Pero que cosa más linda de relato¡¡¡

Me encantó. Si te digo que me recuerda a Millás te molestaría?

Un beso de Greta

Carla de La lá dijo...

Maravilloso el amor, y el relato, eh, Jonny?
A mí me da como mal rollo comer platanos, excepto si me los como como los monjes cartujos, cortaditos con cuchillo y tenedor.

JOHNNY INGLE dijo...

Sr. RICARDO: ¿Esa "encuesta" que usted le hizo a Nerea es alguna suerte de juego sexual que yo desconozco? De todas formas, si es aburrido, no hacen falta detalles.

BARBI FUNCIONARIA: A mí me gusta la palabra "condió" cuyo significado no conozco. ¿Es "coñó" o es "con dios"? A mí me encanta el hiperlenguaje. Aunque prefiera siempre atenerme a lo académico, me encantan las palabras de diseño y las frases enigmáticas como "hay que joderse"...

GEORGE: La neurosis del amor siempre queda a salvo. Ahí ni el bisturí del más hábil psiquiatra logra clavar una pica. Tú sigue el psicoanálisis que pasarán los años y continuarás ejercitando la dulce neurosis en la que se esconde la clave del placer.

GRETA: Si me dices que te recuerdo a Millás lo que me dices es un gran piropo. Millás es uno de los grandes y únicos (aunque el pobre está ya viejecillo y ese programa de televisión que le dieron parece un muermo). He leído prácticamente toda su obra. Mis favoritos: "Volver a casa" y "Cerbero son las sombras". No suelo pedir autógrafos, pero tengo dos libros dedicados de Millás.

FALINDA: El amor inspira los mejores relatos. Y de los plátanos, ¡qué quieres que te diga! Comerse un banano gran enana (que es la variaedad que ahora mismo se cultiva en Canarias) es toda una prueba de valor para una mujer con escrúpulos. Definitivamente en la naturaleza hay frutos que no deberían llevarse a la boca enteros, porque no sólo resultan indigestos, sino que además alimentan los malos pensamientos. Los monjes cartujos, debido a su voto de castidad, no podían llevarse un platanito entero a la boca.

sulfur dijo...

Sr.Ingle,

Estoy faltando a mi promesa de abandonar estos barrios. Sé que ud. es el principal hacedor y promotor del blog como elemento de comunicación y diversión, y es respetable, de hecho lo he pasado muy bien por aquí. Pero a servidor le cansan las cosas rápido, prueba de mi falta de madurez.

Su relato es soberbio. Me ha recordado a kafka y a mendoza.

Seguiré intentando dejar de leerle.

sul.

ps: el reto que le propuse en casa de kotinussa sigue en pie, pero dese prisa porque todo caduca en esta vida, hasta el ron ( bueno, quizá el ron tarda más ).

Dave Aiman dijo...

Pues duras bromas las tuyas eh!

Anónimo dijo...

Ja,ja, ja, ja. Eres un cabroncete. Mira que llamar Teo al camarero.

Anónimo dijo...

Pamplinas, pamplinas...

JOHNNY INGLE dijo...

MMM: Yo el nombre de Teo lo encuentro perfectamente apropiado. Es un nombre original y significativo: Mateo, Prometeo, Timoteo, Doroteo... En fin, nombres clásicos y relevantes, de buen gusto, vamos. Su comentario me resulta enigmático, estimado anónimo o anónima.

Sr. Sulfur: ¿Le recuerdo a Kafka porque Kafka está muerto o por algún otro motivo? Juasp. De Mendoza no sé qué decir, no he leído nada. Entonces: ¿Se ha cansado usted también de leer pantallas? Pues vaya, me empieza a resultar antipático este nuevo síndrome de las pantallas que o bien aburren o bien se vuelven putas. Le entiendo, de todas formas, no es signo de inmdaurez cansarse pronto de las cosas, sino de humanidad. Yo me canso pronto de lo que desayuno, de lo que ceno, y no le veo solución, sino joderme y aburrirme. Todos nos hartamos enseguida del frío y queremos el verano, y luego vociferamos contra el calor, y añoramos las nubes grises y los sabañones y la mesa camilla y el brasero. Así pues, nada nuevo bajo cielo. Queremos variabilidad en las condiciones ambientales. Por aburrirnos nos aburrimos rápido hasta de nuestras o nuestros amantes: conocerá la teoría de la VACA NUEVA. Qué le voy a decir. Yo abandonaría los blogs si no fuera porque tengo un ordenador casi nuevo que me costó un pastón y quiero amortizarlo. En cuanto lo amortice, ya puedo cerrar en paz. Pero dése una oportunidad, recuerde que a todo blogger principiante le sobreviene una crisis, un deseo de abandono que luego se supera (o no).
Respecto a lo que dice del ron, uf, yo hace unos tres meses le mandé duro al Armiche y lo pasé tan mal que prometí firmemente no catarlo nunca jamás. Por otra parte, si bien virtualmente soy filantrópico y cosmopolítica, en la realidad padezco gravemente de MISANTROPÍA y tengo abscesos de cavernícola: durante esos episodios, suelo retirarme a una cueva que hay en el monte cercano a mi localidad y permanezco meses atrapado entre oscuras paredes, sufriendo de vértigo y de rareza mental: a veces me muerdo en mi propia carne para descartar que no haya caído ya al averno.

Salud para todos y felices correrías por la blogosfera!!!

Anónimo dijo...

Nada. Que no pillas cacho ni a tiros. Resignación

Hasta otra, Teo (el moreno)